5 feb 2010

La Rosa del Desierto -Cont-.


Fue quizás la simplicidad del tema lo que llevó a este escritor a plasmar entre letras la complejidad de esta historia. Todos deseamos compartir nuestra vida con ese alguien especial, que pone de cabeza nuestro mundo, y que marca nuestra vida en un antes y un después. “Es una flor que no florece, pero jamás se marchita”, decía la dama de nuestra historia entre carcajadas de complicidad. Quizás el amor se había anidado en aquel lugar desde un primer momento. Dos destinos entrecruzados bajo la luna solo necesitaban esperar…

Ella veía en aquel artesano un enigma, algo desconcertantemente interesante. Al parecer el había viajado por el mundo, perfeccionando el arte de su oficio. Muchos amigos en muchos lugares causaban esa peculiaridad en sus obras, marcadas por un matiz oriental, puesto que había perfeccionado sus técnicas de tallado de madera en Bangkok (Tailandia). Fue quizás su dedicación, o esa obsesión por los detalles lo que mantenía prendada a la dama. Quién al llegar una tarde a casa con sus padres, luego de un viaje, encontró sorprendida en la sala, una peculiar mesa de caoba adornada en su tope con un mineral ya conocido. Ella no aceptaría el regalo, pues sabía que tenía cierto valor sentimental para su anterior propietario… pero éste, quedó en ir a su casa al día siguiente.

Aquel día, mirando los antiguos y valioso muebles de su casa, ella notó similitudes con algunos elementos de la mesa. Ellos ya se habían conocido antes, tiempo atrás. Una sola mirada había marcado sus vidas (¿destino?... no lo sé). Muchos recuerdos golpearon su memoria en una fracción de segundo y una gran sonrisa iluminaba su mañana. Esa tarde ambos se sentaron frente a la rosa, y ella preguntó sobre su historia.

El contestó: “Se dice que una vez existió un amor imposible entre una duna de arena y un rosal…” eso me contaron los tuaregs. Al terminar su historia, la dama había estallado en llanto, pero sonreía. Había comprendido el mensaje oculto dentro de la leyenda de la rosa del desierto. Esa misma leyenda que estaba tallada por toda la mesa en la cual reposaba aquel noble recuerdo. ¿Por qué me la obsequias? Preguntó ella. Y él le dijo algo como: “Llegaste a mí sobre la arena, bailando en el viento; y, al compás del tiempo… te volviste mi rosal”. Te conocí tiempo atrás, pero jamás me atreví a hablarte. Mi abuelo fue quien talló estos muebles, y yo lo acompañaba; así te conocí... una década atrás. El hombre que hoy soy, te lo debo a ti. Has sido la fuente de inspiración en mi vida. Esta mesa, la tallé para ti: el día que te conocí. Tú siempre has sido y serás su dueña. Y la rosa del deierto...es solo el recuerdo de que el amor no muere al tiempo. El estar hoy frente a ti, es una prueba de ello.

Tiempo después se casaron, y lo demás: es historia. Algunos cabos quedan sueltos, pero así son las cosas. Sobre lo mejor de la vida no se escribe, porque podría perder su magia. Un desierto puede parecer a simple vista algo desolado; pero, en el fondo, es quizás el único lugar en que una persona se encuentra a sí mismo. Pocos llegan a comprender lo inmensamente ricos que somos al valorar en su justa medida las oportunidades que nos brinda la vida, cada día. Amor, no son cuatro letras: son toda una travesía. Un enigma similar a la rosa del desierto: frágil y resistente, confusa y hermosa a la vez. Una multiplicidad de formas dignas de admiración y contemplación, en un mundo en donde las arenas del tiempo bailan al compás del viento y llenan nuestra vida de color. Quizás, algún día escribiré la leyenda de la rosa del desierto, pues en ella se encierra el significado de la palabra: amor.

6 comentarios:

Haydée Trujillo dijo...

Me quedo sin palabras, Fran... Hacia tiempo que no leia una historia tan bonita! Gracias por deleitarnos con ella.
Me quede sin palabras... Una maravilla!

Fran dijo...

Haydee, amiga mía: Gracias. :)

Liliana dijo...

La rosa al igual que el amor necesita mucho cuidado. Gracias por tan linda historia. Lastima que la terminaras tan rapido. jeje!

Fran dijo...

Hola Lil. Quién sabe y algún día...

Anónimo dijo...

tengo curiosidad por saber la contraparte de rosa del desierto, ya que alguien me dedico un blog con ese nombre y quisiera poder regresarlo con algo significativo en respuesta....help me, please

Anónimo dijo...

gracias comparto wena suerte