10 may 2011

La dicha de vivir.


Si tuviese que indicarle a alguien sobre cómo llevar su vida, estoy seguro de que no lo haría, pues, para vivir no hay “instrucciones”. Más, sin embargo, los consejos son gratis… y a veces sirven para algo. Los míos serían:

Agradece a Dios por este día; vivir es un privilegio con el cual contamos, aunque no sabemos por cuanto tiempo estaremos aquí.

Conócete a ti mismo. Es la regla elemental de la vida. Sin ella, es más difícil tratar a los demás.

Esto es la vida: mitad suerte, mitad determinación. Los imprevistos son las cosas que verdaderamente nos determinan como personas, pero nuestra determinación es nuestra firma.

Disfruta cada día como si fuera el último. Pero vive tu vida como si nunca fueras a morir.

Deja a un lado todo lo negativo… solo tienes una oportunidad para disfrutar de este momento. Todos los problemas tienen solución.

Puedes crear a groso modo las líneas de tu vida. Pero siempre ten pendiente que casi nada saldrá conforme a lo planeado.

Siempre ten a alguien a quien amar y algo por qué luchar. No nacimos para estar solos, ni para ver el mundo tal y como lo ven los demás.

No olvides lo vivido hasta hoy. Gracias a ello eres lo que eres; y, tienes toda tu vida para ser quien quieras ser.

Rompe tus límites físicos y mentales. Pero, recuerda que en la vida siempre es bueno tener una meta a alcanzar.

Preocúpate por tener siempre a mano nuevas ideas y nuevos retos que te empujen por la vida hacia lo desconocido... eso es la esencia de vivir.

Ten paciencia. Habrá momentos en los que querrás explotar. Tómalo con calma, esta es una virtud que se cultiva y trae consigo sus propios frutos.

Trata de aprender a discernir entre las cosas que puedes cambiar y las que debes cambiar. Deberás aceptar ciertas cosas tal y como son… eso es parte de crecer.

Disfruta de las pequeñas cosas de la vida, estas son las más grandes y son las que te marcan.
Vivir se trata, sencillamente, de tus decisiones y sus consecuencias. Hoy habrá cosas que no entenderás, pero luego, llegarás a comprenderlas.

Se honesto contigo mismo y con los demás. Y siempre trata a los demás como te gustaría que ellos te trataran a ti.

Sobre todas las cosas: se tu mismo. Nadie en este mundo tiene la verdad absoluta de las cosas. Siempre haz lo que creas correcto, respetando tus reglas y a los demás.

Y si ya has hecho todo esto en tu vida, sabrás a lo que me refiero cuando escribo sobre: “La dicha de vivir”.