1 feb 2015

Y de repente… ocurre.


Siempre he sostenido que enamorarse es una acción propia, espontánea e instantánea. Ves a una mujer, y algo te atrae de ella: inmediatamente. Puede ser su cuerpo, su rostro, su sonrisa, sus gestos, su forma de ser, su seguridad, sus ideales, su desafiante forma de ser, o su ímpetu por salir adelante ante los problemas de la vida. Hay un millón de cosas que hacen única a una mujer, pero nos enamoramos de ella (casi siempre) por una sola. Enamorarse, toma una fracción de segundo; pero, eso no tiene que ver nada con amor. Enamorarse, es solo ver la parte atractiva y positiva de nuestra pareja. Sin embargo, dentro del conjunto de sentimientos a los cuales llamamos “amor”, el concepto enamorarse tiene un significado más complejo.

Se ha discutido mucho sobre el hecho de que “enamorarse”, se puede asimilar a una “enfermedad mental”. No es broma, hay cambios de conducta, cambios físicos y químicos… pero, eso es: para Psiquiatras y Psicólogos. Esto es "teoría elemental del amor"… (aquí, todos somos enfermos). Supongamos que usted enamoró a esa despampanante mujer, ya sea, haciéndola reír con sus chistes malos, sus piropos, sus manías o sus detalles: y, la relación, se convirtió en algo serio. En este punto, usted se dará cuenta de que lo difícil en la vida es: enamorar a la misma mujer… cada día

Bueno, se dice que el enamoramiento dura de 3 meses a 5 años. Aquí entra en juego, para ambos, la sinceridad y la confianza. Mientras más conoces a una persona, más te enamoras de ella. Sin embargo, con el tiempo: comienzas a notar las diferencias, las incompatibilidades, las manías, etc., entre ambos. Y es, que somos personas distintas con historias distintas. No podemos pretender cambiar a otros a nuestro antojo en una fracción de tiempo y adecuarlos a nuestra vida como si se tratase de un objeto: somos personas, con virtudes, defectos y sentimientos propios.

Sin embargo, dentro de esa maraña de pensamientos (enamoramiento), un día, ocurre: te das cuenta de que podrías pasar tu vida con esa mujer; que, le entregarías tu mente, tu alma y tu cuerpo para que ella hiciera lo que quisiera (a sabiendas de que no te hará ningún mal); pero, eso tampoco es amor. Aún estás enamorado, a un nivel más profundo, y en este punto es que se ponen a prueba la seguridad y la confianza. En este nivel, no hay un “plan b”, y tampoco hay dudas sobre lo que se siente; y, lo único que te preocupa es ver cómo hacer que las cosas resulten, aún en contra de las posibilidades. Pones tu empeño en dar lo que tienes por convertir esa relación momentánea en algo verdaderamente duradero… y, sorpresa: sí, te has enamorado de verdad.

Ya, no se trata de nervios (maripositas, le dicen las mujeres), se trata de la tranquilidad que la relación te ofrece; no se trata de tu reflejo (espejo, otro post); sino, de que ella te saca las cosas que has reprimido de ti mismo, y centra: hasta tu alma; ya, no miras el horizonte, sino que vez dentro de ti lo bueno, y lo que debes cambiar para mejorarte; y, lo más importante, la vida ya no se trata de metas, sino de los muros que ella ha derrumbado dentro de tu ser. Al final de ese momento, tus únicas palabras serán: "Te acepto tal como eres, y quiero que sepas que junto a ti, mi vida se convierte en algo mejor". Bueno, o algo así.

Así comienzo Febrero… y sus tradicionales posts. Por cierto, lo de cómo perdurar el enamoramiento: eso, es otro post.

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