14 sept 2016

Los “tablazos” de la vida.



En estos días, recordé esta imagen. Estaba jugando con Pucky (chihuahuita)…

A ver, a resumidas cuentas: mi papá le pidió a un amigo un perro que “cuidara de las ovejas” y que “no las lastimara”. Uno pensaría que un hombre con tantos perros de raza sabría elegir lo “mejor de lo mejor”. En fin, Pucky llegó a la finca como una cachorra (más chiquita de lo que es, bueno, no tanto). A simple vista, era un buen ejemplar de Rottweiler… salvo, que nunca creció. Mi papá se sorprendió el día que le dije (tenía 6 meses comiendo como loca y no crecía) que ella era una chihuahua y que no crecería ni un centímetro más (si sabré yo de estas enormes criaturitas). Al efecto, la perra es más pequeña que mi zapato; pero, ladra como Godzilla (bueno, si Godzilla ladrara… la idea es que hace mucho ruido y corre como si tuviera dos tanques de NOS (oxido nitroso); eso, y que le encanta jugar con los gatos... criados con ella). Aunque no he podido traerla a casa por los demás gatos (de ciudad; se la pueden comer, por confianzuda), así que: me evito el problema... por ahora.

La cuestión de los “tablazos” a los que me refiero, no es a “golpes”, sino a que, en la vida hay situaciones inesperadas que son esencialmente negativas. Ej. Una goma (neumático) pinchada en un día ajetreado, un pez muerto (suerte que quedan 8), y ni hablar de situaciones como muerte de un familiar, amigos con problemas, falta de tiempo, etc. Sin embargo, siempre tiendo a buscar lo “aceptable” (no lo bueno) de las cosas. Y no me refiero a que: “todo pasa por una razón”; si no, a que “las cosas, sencillamente, pasan”. En mi caso, que siempre tiendo a desafiar a Dios, a la vida, etc. Dios me ha “recordado” muchas veces, que la humanidad no es la naturaleza de las personas, sino la actitud que tomamos frente a esas cosas que escapan a nosotros.

Mire, la imagen de arriba, algo sencillo: ¿Qué sostiene a la señora? Si usted dice que una silla… no, no es la silla; es, una simple costura en la tela. Podría verlo como cualquier punto vulnerable: densidad del metal, resistencia de las uniones, peso de la dama, grosor de la costura, tipo de tela, aleación de metal, resistencia del remache, etc. Vuelva a mirar la imagen: ¿Qué diantres hace ese pobre animalito ahí debajo? ¿Mujer distraída? ¿Día soleado? ¿Hará frío? Bueno, el perrito o perrita está aterrado (posición de las patas). Ahora bien, ¿Qué le diría a la señora? ¿Se ofendería? ¿Trataría de pararse? ¿Soportará la silla? ¿Estará vivo el perrito? ¿Le importará ese perrito/a? ¿Fue solo algo publicitario?

Si se ha perdido en las preguntas: todas son válidas y… ninguna importa. El perrito (o perrita) no tiene la menor idea del “peligro” que existe. Así, nos sucede en la vida: te dices “es solo un viaje”; pero, sorpresa, en tu viaje: el mundo no se detiene, y todo ha cambiado: vida, muerte, amor, desamor, alegría, tristeza; y, un montón de cosas más. ¿Valió la pena el viaje? ¿Valió más haberse quedado? ¿Qué lograste? ¿Qué aprendiste? ¿Cuánto amaste? ¿Tomaste la decisión correcta?

Sí, se que en esta vida nada es “correcto” o “incorrecto”. Sin embargo, cuando haces algo de corazón como que nada más importa. ¿No es así? La vida, es todo lo que sucede mientras planeas vivir. Son las cosas incontrolables las que controlan nuestro destino. Sí, suena estúpido; pero, es así. No se trata de dudas o fracasos, se trata de que la vida siempre trae consigo: cosas que escapan a nosotros. Y esos “tablazos”, sin importar los golpes o las heridas, solo son la consecuencia natural de toda existencia.¿Qué es lo único que verdaderamente importa en la vida?  Vivirla, como si fuésemos a morir pronto; pero, pensando en que jamás moriremos. Si entiende esta frase, le felicito: sabrá tomar las mejores decisiones… o, al menos, tendrá el tiempo para reflexionar.