25 oct 2017

A mis 39.



Si usted observa la imagen de arriba (de forma detenida), en cuanto a la profundidad de la mirada, podrá apreciar la ecuánime suavidad del desarrollo del intelecto masculino al ir pasando los años. De seguro que, con el pasar del vasto tiempo: la cabeza no nos crece (al menos, en teoría… jajaja). Sin embargo, si ese animalito se respeta un poco (actitud que adquirimos con el tiempo) al menos, una “mordidita” le dará en el futuro a la dueña (un hombre JAMÁS le pondría algo así), antes de dejarse poner ese “collar”. Por cierto, si es una chihuahua hembra (no se ven "víveres" en la foto... jajaja) como quiera: muerde. E igual, le encantará el lodo. 

Con el pasar de los años, apreciamos las cosas más pequeñas. Gracias a Dios por un año más de vida. Y, por hacer a los chihuahuas tan cabezones… de algo, tiene uno que reírse en esta vida (hahaha). Este año pasé sustos, retos, alegrías y tristezas… lo normal de nuestra existencia. Sigo en pie, e igual de cabezón que el perrito: dejándome llevar por la vida. Al final, si algo he aprendido es que: el tiempo no puede “romperse”… tan solo puedes “doblarlo” y, en ocasiones, eso es suficiente.

Me toca abrir un nuevo baúl en este blog (ático “virtual”) y veré qué encontraré. Mientras tanto, nada mejor que disfrutar esta obra de arte natural (cachorro cabezón de chihuahua). Recuerdo que al mío podía levantarlo como a dos pies del suelo (mordiéndome el dedo el malvadito, luego de intentar quitarle un hueso demasiado grande… de vaca, o cerdo); y, no se soltaba. Lo que me lleva a pensar que los Pitbull tienen algo de chihuahua en los genes (jajaja). En fin, no hay perro más valiente (relación bravura/tamaño) que un chihuahua… salvo, frente a gatos (que no respetan los rangos, ni la jerarquía animal… jajaja). Y, son tan mañositos con los huesos, que terminan sin dientes y con la lengua afuera (graciosos)... a pesar de desarrollar un mal genio.

Algo, así: