6 dic 2010

Diferencias entre un amigo y un amigo Dominicano.


Mi hermana mayor me envío este mensaje, y yo lo comparto; pues la amistad, está mas allá del tiempo y del espacio.

Diferencias entre un amigo y un amigo Dominicano.

Un amigo es alguien que nunca te pide comida;
Un amigo Dominicano es la razón por la que organizas una comida.

Un amigo te pregunta cómo estás;
Un amigo Dominicano te dice que te ves bien, y te da un abrazo.

Un amigo llama a tus padres señor y señora;
Un amigo Dominicano llama a tus padres “mi viejo” y “mi vieja”.

Un amigo puede que nunca te haya visto llorar;
Un amigo Dominicano ha llorado contigo… por cualquier cosa.

Un amigo te manda flores y una tarjeta cuando estás internado en el hospital;
Un amigo Dominicano se queda a dormir en una silla, a tu lado.

Un amigo te pide algo prestado y te lo devuelve a los dos días;
Un amigo Dominicano te pide algo prestado y a la semana se olvida de que no es suyo.

Un amigo te ofrece el sofá de su casa para que duermas;
Un amigo Dominicano te brinda su cama, se acuesta en el suelo… y no te deja dormir en toda la noche conversando contigo.

Un amigo sabe unas cuantas cosas acerca de ti;
Un amigo Dominicano podría escribir un libro con las cosas que le has contado de ti.

Un amigo te lleva medicinas cuando estás resfriado;
Un amigo Dominicano te hace una sopa de pollo, te ayuda en la casa… y puede que hasta te haga “el avión” con la cuchara, para que te tomes la sopa y te mejores.

Un amigo toca a tu puerta para que le abras;
Un amigo Dominicano abre la puerta, entra y después te dice: ¡Ya llegué!

Un amigo te pide una taza de café;
Un amigo Dominicano pasa a la cocina, monta la cafetera, hace su propio café… y hasta le pide azúcar a una vecina si no tiene.

Un amigo puede serlo por un tiempo;
Un amigo Dominicano es para toda la vida.

Un amigo quizás ignoraría estas palabras;
Un amigo Dominicano se las pasaría a todos sus amigos, pues se siente orgulloso de ser DOMINICANO.

2 dic 2010

Tempus.


Llega un momento de la vida en el que todo se resume en una sola palabra: tiempo. Más que una medida, es un valor perpetuo que nos indica el flujo de la energía que nos rodea. Este momento es único, finito e inmortal. Único, porque será irrepetible; finito, porque ya terminó; e inmortal, ya que perdurará en la memoria. Lo más cercano a la insolencia del tiempo lo describió William Faulkner en su obra “El Ruido y la Furia”. En el siguiente fragmento, el autor evoca el regalo de un reloj que pasó de abuelo a padre y de padre a hijo. Y es una realidad que generación tras generación acumulamos aquello que llamamos conocimiento. Este fragmento literario reza:

“…te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla, dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles".

Mi abuelo materno tenía un reloj de cuerda. Aún conservo en mi memoria el recuerdo de verlo ajustando y escuchando el “tic, tic” para saber si aún funcionaba. Fue él quien me inculcó el hecho de que un hombre debe saber de todo para poder enfrentar las adversidades de la vida. Sin embargo, al margen de todas sus virtudes y enseñanzas, recuerdo su amor por la lectura. Puedes pasar tu vida leyendo y habrás aprovechado tu tiempo, pues conocerás lugares que nunca habrás de pisar porque, quizás, ya no existen y sabrás sobre cosas que jamás has imaginado, pero que podrán existir. Estaba en lo cierto, el tiempo es todo lo que tienes en la vida. Sin embargo, a veces, lo más importante es olvidarnos de el. No hay forma de ganarle al tiempo, lo que sí podemos hacer es aprovecharlo en las cosas que nos gustan.

P.d. Siempre creemos que quedará tiempo… pero el tiempo, nunca es suficiente.