21 nov 2020

¿Me quiere; o, me usa?

 


El género femenino tiene sus “cosas”. Les gusta sentirse complejas y misteriosas; pero, a la vez, deseadas y mimadas. Sin embargo, en algunos momentos, sus gestos las delatan. Ej: Siempre que ella me ve, se pone como loca; algunos, dicen que es por interés. Sin embargo, el brillo de sus ojos me indica lo contrario. Ella, siempre me busca el lado. Cuando está conmigo, se siente única, protegida… bueno, quizás, le encantan mis caricias y detalles. Aunque, a veces, se pasa de la raya y debo hablarle duro (lo sé, está mal). Pero, ojo, nunca la he maltratado. 

A pesar de que es un poco chiquita, es bastante enérgica y activa; sin embargo, a veces, la veo lejana y pensativa. No sé, si mi “trabajo” es cuidarla a ella; o ella, me cuida a mí. Quizás, solo nos cuidamos en nuestro tiempo juntos. El día que la conocí, noté el temor en sus ojos: bajó la cabeza; sin embargo, me tomó poco tiempo ganarme su confianza. 

Aunque, le llamo “La tóxica” (de cariño), puedo ver en sus ojos la bondad y ternura. Le compro lo que le gusta y la mimo; aunque, come como loca ($$$$). En fin, esa perrita (Que debería ser una pastor alemán: grande), es una pequeña “pastorcita”, a la que debo cuidar. Quizás, solo se siente sola. He criado tantos animales a lo largo de la vida, que los/las veo como personas (son seres vivos). Y nada, cuiden a sus mascotas; salvo, que sean toxicas... hahaha.   


2 nov 2020

¿A prueba de balas?

 


Domingo en la madrugada, me dispongo a salir a caminar antes de los primeros rayos del Sol (a las 9:00 a.m, el Sol: quema). Salgo a la calle, doy cinco o seis pasos... un motorista me pasa por el lado; y, me da “la mirada”. Nota: los atracadores son fáciles de reconocer (o miran hacia atrás;o, te piden la hora... teniendo un reloj en la mano). Sigo caminando, pauso la música, mientras me hago el distraído; y, escucho que apaga el motor y se estaciona a la derecha, en un lugar oscuro donde no hay cámaras… novato (pero no tonto, tengo una vecina con varios militares). A la vuelta de la esquina, viene otro hombre, voceando: Don, tenga cuidado que hay un motorista asechando a los ciclistas y peatones. En una fracción de segundo, hago como que hablo por teléfono y, doy la vuelta (si, si yo escuché, el atracador también escuchó). Paso la casa de la vecina (mientras estoy atento al tipo más cercano (no sé si son cómplices; y, los cuchucientos militares: debían estar durmiendo); me escudo detrás de un vehículo y abro la puerta del patio, en silencio, con mi llave. Cerrando la puerta, ahí venía el motorista, motor en mano (en silencio) mirando a ver dónde me había metido.

Ahora bien, solo llevaba un reloj y un pequeño iPod. Sin embargo, estos atracadores actuales tienen armas de fuego automáticas (forcejear, solo en las películas). Y, dada la pandemia, están agresivos y sin control. Esa madrugada, giré, para no buscarme una muerte absurda. Y, lo que más me preocupa: no tuve el más mínimo temor. Simplemente, me vino a la mente, que: no soy a prueba de balas. Hahaha... soy solo un simple mortal, con una familia en casa; y, así, me evité el problema.

Pero nada, si un motorista le pasa por el lado y mira hacia atrás, desde el suelo hasta la cabeza: o, usted es atractivo/a; o, intentarán atracarlo/a. La conducta humana es predecible; y, algo que también me ha preocupado es que, a diario se escuchan problemas ciudadanos similares. La policía y los militares deben estar exhaustos por los meses del toque de queda y el patrullaje nocturno. Ya, en muchos pueblos y barrios: si atrapan a un ladrón o atracador, le dan la paliza de su vida; quizás, esa sea la causa del espiral de la violencia. He caminado cientos de noche en la oscuridad, con luz y sin luz (me gusta); sin embargo, vivimos en un mundo en donde la falta de valores es un mal mayor y con el COVID-19, es mejor evitarse un problema innecesario.