Bueno, una de las metas de este año es dedicarle un poco más de tiempo a la salud física. La historia es corta: media vida en el gym, lo dejé por estudios, y volví al gym… lo mismo de siempre. Bueno, estoy llevando un entrenamiento de “animal”, para tomar plenitud de forma y disfrutar de una salud “aceptable”, por lo que no he de extrañar que casi no escriba, ya que el tiempo que “sobra” pasó a ser dedicado a otros asuntos más imperiosos (como dormir y quejarme del dolor físico). Por cierto, he dormido mejor en este último mes que en los últimos 3 años. Los abogados vivimos en constante tensión, por lo que necesito algo que me de un poco de paz propia.
Cuando comencé a levantar pesas a eso de los quince años, ya había pasado por un sin fin de deportes, pero las pesas son algo más que especial para mí, pues son un tiempo en el que el mundo se detiene. Por esos 60 minutos somos solo yo, dolor y mucho metal.
Sin embargo, como uno va entrando en edad, uno pensaría que va “decayendo”… pero carajo, yo si estoy fuerte (jajajaja). En menos de un mes ya tengo una fuerza física similar a la que tenía cuando dejé el gym hace unos años. Aunque debo admitir, que el dolor muscular inicial, ese que uno siente al volver a ejercitarse luego de mucho tiempo, se sintió igual de horrible las primeras dos semanas. Pero al margen de esto, estos 60 minutos diarios en el gym equilibran mi vida. La mente se aclara, el mundo desaparece… y sí, todo te duele. Pero te dices: yo puedo un poco más. Y das así lo mejor de ti.
Por cierto, hablando de la edad, ahora incluyo media hora de cardio; “juyendo” en una caminadora para que se me explote el corazón, digo, por salud. Quizás muera de un infarto (aunque después de estos días, lo dudo), pero la verdad que llegar a los límites de la tolerancia física es bastante memorable. Estoy haciendo una rutina de múltiples grupos musculares para aumentar la resistencia y la estoy combinando con el cardio. En esencia, estoy en los límites de un sobreentrenamiento… pero he soportado bastante bien. Incluso, ya he podido controlar la respiración (aspecto que me estaba dando problemas) y la sed.
Y nada, esto no se trata de metas: es un reto. Comer sano y vivir sano. Y dado el hecho de que la motivación es la salud, creo que todo está bien. No sé qué pasara mañana, pero esto es la vida: enfrentar el día a día de la mejor forma posible.