Estas palabras van
solo para ti,
Dueña de mi corazón.
Las he escrito por
ti, y por mí;
O, quizás, solo por
amor.
Si jamás llegaras
a leerlas,
O simplemente, las
quisieras ignorar.
Debo fingir que
estas nobles letras:
A otro corazón,
han de llegar.
Hoy he forjado
estos loables versos,
Bajo la lupa de una gran ilusión:
Que aprendió a valorar
el tiempo,
Y a no olvidar, el verdadero amor.
Se que otros, soñarán con
lo que tuvimos,
Y hay quienes
dirán, que nada fue verdad.
Una musa y un
poeta: ¿Por toda la vida?
Es que hay amores,
que no mueren jamás.
Estas palabras, se
perderán en el viento.
O inspirarán amores
y anhelos, quizás.
Pues no hay
ilusión que muera al tiempo,
Si el amor solo
crece, cada día más.
Tu y yo, algo
hemos perdido,
Y algo puro, nos ha
de recordar:
Que no hay amor
en la vaga ironía,
Si una simple
palabra, te hace temblar.
Aquí yace un poeta,
que vivió por su musa.
Y encontró entre sus
letras, una simple verdad:
"Cada palabra es
tan mía, como tuya;
Pero el amor es solo mío:
de aquí, a la eternidad".