Recuerdo esos
días, hace unos 20 años, en los que podías tomar tu carro o camioneta, salir de
la ciudad por la Autopista 6 de noviembre y… llevarlos al límite. Había muy
pocos vehículos, comparado con esta fecha. Podías encontrar parqueo en
cualquier lugar de la ciudad; los autos estaban BIEN fabricados y, la autoridad
se respetaba.
Hoy en día, en
nuestra JUNGLA de cemento: tratas de sobrevivir a miles de vehículos que
transitan junto contigo en una especie de CAOS organizado. Si me pusiera a
escribir experiencias, serían miles; sin embargo, hoy solo quiero referirme a
lo elemental: un granito de arena para ordenar el tránsito de nuestra ciudad. Por
cierto, no hay que ser ingeniero de la NASA, ni un físico teórico con 5 doctorados
para identificar los problemas de esta ciudad. Y no me refiero a exceso de
vehículos, falta de autoridad, o a “salvajes” al volante. Me refiero,
simplemente a “fluidez”.
Nuestro primer
problema son las vías. Mucho hemos hablado de los carriles expreso, los
elevados y paso a desnivel de la Av. 27 de Febrero y de la John F. Kennedy
(Autopista Duarte)… varios períodos de gobierno de obras; sin
embargo, siempre he sostenido que: si los túneles, elevados y pasos a
desnivel hubieran sido realizados en sentido Norte-Sur/ Sur-Norte, hoy en día, tuviéramos un tránsito fluido en los
cuatro sentidos cardinales. Eso, a su vez, despejaría las avenidas
secundarias (Norte-Sur y a la inversa) y la ciudad no tuviera este caos, al margen de los
esfuerzos de AMET y Obras Públicas. Bueno, nadie me consultó y de haberse hecho
así, habría costado miles de millones menos (algo, quizás, no conveniente para
los contratistas del gobierno).
El segundo
problema, es el transporte público. Cómo es posible que en una avenida como la Máximo
Gómez (de solo DOS carriles) esquina Av. Independencia, donde doblan TODOS los
vehículos de carga que vienen desde Haina o el Sur hacia el Este o Norte, haya
una PARADA de carros públicos… y los AMET, solo se paran en la esquina??? Esta
situación se repite en cada Avenida de esta ciudad, no obstante estar PROHIBIDO
ESTACIONARSE EN UNA AVENIDA… ¿Y la autoridad? Eso, solo aplica para infelices
ciudadanos del transporte privado. Los carros públicos pueden andar sin
cristales o puertas, sin cinturones y con un sistema de gas propano “handmade”
o sea, un tanque de gas para hogar,
acostado y conectado con una manguera de agua verde de jardín… es decir, bombas de tiempo
sobre rueda; sin embargo, al ciudadano común lo multan por una luz quemada.
El tercer
problema, lo llamaría transporte de carga/ vehículos pesados. Me explico, en
una sociedad organizada y utópica, en la República Dominicana, los vehículos de
carga debieran transitar de NOCHE: de 9:00 P.M a 5:a.m. Eso aplicado para todo
vehículo pesado, sería como vivir en otro universo. Y eso, debido a que, al
igual que el transporte público, el transporte de carga tiene reglas PROPIAS.
Ej. He visto camiones sin carrocería, con dos linternas de vigilante o sereno
amarradas con cinta pegante (tape) al chasis del vehículo. ¿Alumbran? No, pero
aparentan ser luces (y así cumplen la ley). El mayor problema es que no hay un control de las cargas o
el estado de estos vehículos y andan por la vía pública a 30km/h o menos, en
lugares donde el tránsito fluye hasta 80km/h (o sea, Avenidas). Un solo camión
averiado, causa tapones de más de 1 kilómetro o de centenas de metros ¿Por qué?
Porque carecemos de una AUTORIDAD que ponga un control. Es magnífico sacarle a
un vehículo el máximo de vida útil hasta volverlo chatarra; sin embargo, lo
correcto sería renovar la flotilla, cada cierto tiempo. Y no hablo de
contaminación, porque ese es el menor de nuestros problemas (somos isla).
Quizás, usted
piensa que la propia persona es el principal problema y cuarto elemento. Sin embargo, se
equivoca. Conducir, es conducta adquirida. Poco importa su educación, religión
o karma. Y es dentro de esa conducta adquirida, donde entra la AUTORIDAD como guía.
El ejemplo sencillo es un REBAÑO: van donde el pastor les guíe. Sí, he visto madres conducir, maquillarse y
hablar por teléfono a la vez, mientras su hijo salta en el asiento trasero; he
visto motociclistas suicidas, imprudentes, salvajes que persiguen ambulancias para evitar el tránsito. Pero al
final, son las simples medidas administrativas, las que causan el mayor resultado
(de la Autoridad). Un ejemplo de
ello sería la Avenida George Washington. Siendo de dos carriles (en cada sentido) desde la Av.
Abraham Lincoln hacia la Zona Colonial: si bloquearan los giros desde la calle de Cancillería
(Paseo de los Médicos), la del Banco Agrícola (Alma Mater) y prohibieran los
pasajeros en la calle frente a la estación de Gasolina (parada de guaguas hacia el
Sur)… eso daría un cambio en la fluidez increíble. Eso, si prohíben el parqueo
de vehículos frente a esos “negocios” que hay posterior a esa parada viniendo de este a oeste.
El punto está en
que nuestra situación actual de CAOS VEHICULAR no depende de exceso de vehículos
o falta de vías: se debe a infractores de la ley que ocupan carriles y
estacionan donde no deben; que andan por la vía a una velocidad INFERIOR y a
los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), que en muchas
veces, ocasionan un caos mayor al TRATAR de dirigir el tránsito en UNA SOLA
DIRECCIÓN durante varios minutos, congestionando vías posteriores, sin
necesitad. Bueno, salvo que usted sea FUNCIONARIO DEL GOBIERNO… siempre llegará
a tiempo. Para los demás mortales, ya muchos nos acostumbramos a llegar una
hora antes a los lugares de destino. En fin, dealers que
ocupan la vía pública con sus vehículos de “exhibición” para vender; vehículos del transporte
público aparcados en las esquinas de las avenidas; transporte de carga tipo tortuga (obstruyendo); personas
que “cortan” vías principales para irse por el interior de las cuadras (vías
secundarias) y “avanzar” algunos metros: ESE, es nuestro problema en relación
al tránsito. La única solución es APLICAR LA LEY a TODOS por IGUAL. En un solo
día podemos acabar con este CAOS.
Por cierto, esto
NUNCA se corregirá, hasta tanto el GOBIERNO deje de hacernos GASTAR COMBUSTIBLE
a propósito, para RECAUDAR MAS DINERO y pagar una DEUDA que solo beneficia a
unas 45 personas de los 9 millones de dominicanos. ASÍ, NO PODEMOS SEGUIR.