Espero que el maestro Giacomo Antonio Domenico Michele Secondo Maria Puccini, no salte de su tumba y de un triple salto mortal de cabeza invertido, por la salvajada que voy a escribir. Hace unos días, mientras “calentaba” mi “Home Theater” (el desuso daña los sistemas de audio, por si no lo sabía), elegí la canción Nessun Dorma (Que nadie duerma); algo así, como la victoria del amor frente al reto de la vida (cosa de locos sí, con la princesa Turandot; pero, algo majestuoso a nivel de lírica). En fin, exactamente entre “Il nome mio nessun saprà…” y “Sulla tua bocca lo dirò!” (¡Mi nombre nadie sabrá!... sobre tu boca lo diré) pude sentir un par de ojos observándome, (algo, como una “personita” de 14 años, con rendimiento de 20): mi sobrina menor, que había llegado a casa con mi hermana menor.
Recuerdo su cara al decirle: eso es Nessun Dorma (ella:
“er diache y qué es eso?”… quizás, pensaba que era un grupo nuevo); “eso es opera…” (mi pequeña salvaje). Nota: lo dentro del paréntesis no se lo dije; pero, lo
pensé. Se que por algo le dije que su creador era Puccini, y fue ahí cuando
algo en el Universo se fracturó, cuando ella me contestó: ¿El perrito? (jajajajaja…),
de inmediato me llegó a la mente su referencia: el perrito Poochini (al menos, se
pronuncia igual) de unos muñequitos que ella veía en TV con su hermano cuando era pequeña.
Esa composición, me recuerda que en la vida: lo que sabemos, no se compara con lo que aprendemos por el simple deseo de SENTIR: sentir la música,
el espíritu y el alma de aquello que se asemeja a algo NUESTRO (un sentimiento, al
margen del tiempo o el lugar). No importa la ópera, el trance o el reguetón: ¿Cuál
es el mensaje que queremos que perdure? (como compositores)...“Ed il mio bacio scioglierà il silenzio…
Che ti fa mia! (¡Y mi beso disolverá el silencio… que te hace mía!) Y
nada, los perritos no componen ópera, solo “levantan la pata” y “mueven la cola”.
Bueno, y si están sentimentales: muerden… como todos nosotros. “Ma il mio mistero è chiuso in me… Il nome
mio nessun saprà!... (Mas mi misterio está encerrado en mí, mi nombre nadie lo sabrá!)
Todo amor es un reto y una apuesta
(frente a la vida y las circunstancias), lo que me lleva a lo más simple: Giacomo Puccini no fue un genio por
encerrarse a componer o perfeccionar sus obras; lo fue, porque se propuso
eternizar su obra más allá de las palabras (letras) y se enfocó en el sentimiento
como medio de la tonalidad (eso explica por qué la gente llora (literalmente) en
la opera; así como, en lo teatral (representativo) de las cosas. Eso, y porque le
encantaban los autos (en una época en la que comenzaban). En fin, como dice mi
mamá: “Burro no come bizcochito”, a lo cual le agregué hace muchos años: “y si los come, es porque es chiquito” (jajaja).
Son pocas las composiciones de opera que me gustan; pero, no por ello, debo dejar
de apreciar el buen arte.
P.d. Por cierto, el príncipe "desconocido" de la princesa Turandot, se llamaba Calaf. Y aquí, hay un video de una interpretación de Pavarotti algo "colorida", pero, subtitulada: