No sé a quién se
le ocurrió ponerle ruedas a un zapato (patines); pero eso, a mi humilde
entender: es un invento “antinatural”. Lo que sí me resultó natural fue tomar
una tabla flexible con ruedas (skateboard) y deslizarme/rodar por cuantos lugares
pudiera, desde marquesinas hasta avenidas. El patín, se te “amarra” al pie,
mientras que el skateboard, se “adapta” a tus circunstancias. Siempre tuve uno a
mano (propio o de amigos); así que, no recuerdo haber intentado “partirme la
madre” (romperme un hueso) intentándolo con patines. Bueno, con los skates, me
partí hasta el alma (hay post sobre eso); pero, así es la vida: decisiones y consecuencias.
La cuestión está
en que en estos días, pude ver a un muchachito con su skateboard, que andaba por
la calle. Y me puse a pensar sobre cómo eran nuestros skates y cómo son
ahora. La primera vez que vi un
skateboard en mi vida, fue a finales de los 80’s. Era un skate de plástico, de
unas 20 pulgadas,
rojo, de gomas oscuras (moradas, para ser exacto). Pertenecía a un vecino (Ñey)
que tenía varios hermanos mayores y me lo prestó por unos “días”, mientras
viajaba al exterior. Su casa tenía una marquesina con bajada de unos 35-40
grados en relación a la calle y que estaba a varios metros por encima de esta (en un alto)… usted
podrá imaginarse lo que se gozaba en esa época (sin carros en la calle y sin
tránsito actual).
Los estrallones,
bueno, creo que el dolor de espalda que me dio hace unos días es una secuela
del aprendizaje (jajaja). Sin embargo, lo que me lleva a escribir este post es la
experiencia vivida de cómo éramos en aquella época. Para que entienda, uno
podía, literalmente, dormir en la calle, o dejar el skate en el frente de la
casa y: ahí amanecía. Una calle recién asfaltada, era lo más cercano al cielo
(eso, y la bajada de atrás del Colegio Quisqueya… aún recuerdo fragmentos de esas tardes…
y creo que, David tiene el récord del mayor estrallón… no sé por qué las monjas
cerraban ese portón de tarde);
Hoy en día, los skaters solo hablan de marcas exclusivas de piezas, de la dureza de las gomas (75-80), de ángulos (50 grados) de caída del eje, para deslizarse
(y frenar… en longboards). Ahora, imagine que en mi época, usted lo debía hacer
todo con un skateboard de 24 o 32 pulgadas plano (como el de la imagen superior), de marca desconocida, con piezas a las cuales
usted le rezaba a Dios para que mantuvieran su integridad cuando pasaba de una
velocidad de 30 km/h (velocidad de la luz para un muchachito
adolescente de principio de los 90’s) o si hacía un salto; y, por cierto, la única protección
que había entre usted y el suelo era la cruz que su madre le ponía en la
frente: si se caía, quedaba (literalmente) como una yuca: pelado por todos
lados. Fuera de eso, si hubiéramos tenido la mitad de la tecnología que hay
ahora: hubiésemos sido “leyendas”.
Al día de hoy,
aún recuerdo cada calle a un radio de 5 km de mi casa con desnivel pronunciado… lo
raro, es que solo he visto unos 10 skaters en años ¿Por qué? No tengo esa
respuesta. Ahora mismo, me vino a la mente el sonido de las cajas de bola de
las gomas al bajar por una calle asfaltada (llena de pequeñas piedras
sobresalientes… nada “liso” como el “asfalto” de ahora: con base de arena)… y
la sensación al dar un giro de 180 o 360 grados. Lo cierto es, que ahora hay mucho
tránsito (conductores imprudentes, estacionados en todos los lugares) y las
vías están en condiciones “regulares” (han asfaltado en muchos sitios).
Así que, si
quisiera “partirme la madre” (romperme un hueso, en el sentido de hacer algo
peligroso y absurdo) inventando cosas que no debería hacer a esta edad: creo
que, compraría un longboard y “algo” de equipo de seguridad. Buscaría una
colina bien larga (asfaltada y en buen estado) en una zona remota, y practicaría “downhill” (bajar la colina) por horas o días…
hasta que algo que, no fuera mi alma: se rompiera. Esos pequeños momentos, valen de mucho en la vida; y son recuerdos inolvidables. Por cierto, había olvidado las
chispas (hahaha de mi caída: http://elatic0.blogspot.com/2006/10/mquinas-extremas-el-skateboard-o.html)… ahora, con mi tamaño y peso, sería una proeza digna de los videos de
“Failarmy” o “People Are Awesome”… dependiendo del tablazo (hahahaha). Hay cosas
que merecen el riesgo, y siempre sostendré que un skate: lo vale.
P.d. Un
skateboard sirve, además de su uso común: como mesa, como banco, como arma,
como escudo, como carrito de supermercado, como camilla para mecánico, como
pizarra, como lijadora/amoladora (lija), como tema de conversación, como excusa
para cita con una chica, como excusa para “tocar” a tu cita, como objeto de
trueque, etc. Los patines: solo sirven para “partirte la madre” de forma absurda, peligrosa y
sin diversión… en esencia, si alguna vez va a regalar algo: regale un
SKATE.