El Arbol De Los Problemas

He tenido un agitado final e inicio de año; muchos post pendientes, poco tiempo, fatiga y cansancio por el exceso de trabajo. En estos días, mi hermana menor, que sabe el ajetreo de vida que llevo gracias a mi querida profesión de abogado me envió este E-Mail, titulado como está arriba, y dice así:

"El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se malogró y lo hizo perder una hora de trabajo, y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar. Mientras yo lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.

Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada y fatigada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta el auto.

Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que le había visto hacer un rato antes. "Oh, ése es mi árbol de problemas", contestó. "Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos (Yo agregaría, ni a los amigos). Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego a la mañana los recojo otra vez. Lo divertido es, dijo sonriendo, que cuando salgo a la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior."

En este 2007, he de adoptar esta forma de pensamiento. He notado que mi armadura psicológica se ha debilitado últimamente por el exceso de trabajo, y por menesteres hogareños. Pero, atento a mi mismo, y con Dios por delante, hoy día nueve (09) de enero solté al loco. Veremos a ver que tanto se puede distorsionar y manipular el tiempo.