La Mosca.

Como hoy es viernes, y estoy tratando de volver a mi ritmo de escritura habitual, debo escribir algo. Lo que me viene a la cabeza es esta vieja historia, ocurrida ya hace muchos años a un "amigo" de un amigo, a quien con posterioridad a la misma se le bautizó con el nombre de BARBARAZO (por lo de bárbaro).

Sucedió en una clase de literatura, el imputado tenía que entregar un trabajo final sobre unos autores y sus aportes a la literatura. Aquel salvaje, imposibilitado de hacer su trabajo final (por estar haraganeando), se acercó al profesor, y con más tacto que un ciego le dijo: “Profe, mañana se lo traigo”; siendo el único como de 40 personas que no lo entrego a tiempo. El profesor al parecer estaba aburrido, y le dijo: traiga su butaca y dos páginas en blanco…

Así, el distinguido caníbal (así también lo llamaron) se sentó en su butaca, más solo que una aceituna en una fiesta. Me contó mi amigo, que vivió aquellos trágicos momentos, que a aquel despojo humano le entro una risa histérica cuando se dio cuenta de su triste realidad. Dicen que una pierna le temblaba hasta con ritmo, esperando cuál sería su labor literaria. Comenzó a sudar como loco (por los nervios). El profesor muy calmado le dijo: “TE DOY TRES MINUTOS… para que me escribas un texto de DOS PAGINAS, que reúna las siguientes características: que sea una sola idea de carácter homogéneo, y que contenga un mensaje”. (Era algo así, la verdad no recuerdo bien).

Antes de continuar debo subrayar para que comprendan un poco mejor, que a este mismo individuo sus padres le hicieron una fiesta histórica, en donde el padre salió ajumado (lo cargaron), por el motivo de que aquel susodicho protagonista saco un 85 en una materia; la nota mas alta de toda su vida estudiantil, hasta aquel entonces. (Y esto es de verdad, no vayan a explotarse de la risa).

Siguiendo mi historia: Según contó él (el carnicero) lo único que recordó de los primeros segundos era la página en blanco que tenía en frente… y una mosca; bueno, según sus palabras: “una maldita moca que me taba jodiendo por el sudol”. Manoteo la mosca un par de veces, y según cuentan: "Se le prendió el bombillo". Aquel despojo humano, incipiente, y despreocupado por la rigurosa realidad que le esperaba, comenzó a escribir a una velocidad extraordinaria… y pasados los tres minutos, entregó su escrito al profesor, quien lo leyó detenidamente por unos momentos, y luego le dijo: “te pondré un 70 por el esfuerzo”. Muchos aplaudieron, y otros preguntaron que qué había escrito con tan determinada fluidez, por lo que el profesor le dijo a él, léaselo a sus compañeros... Entonces él tomó su “obra literaria”, y les dijo:

“LA MOSCA… jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, ,jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode, jode,…. HASTA QUE SE CANSA”.

Lo interesante es que el bárbaro salvó su pellejo gracias a un cuento de PEPITO; muy similar, y al parecer desconocido por aquel profesor. Pero hay que reconocer que en cierto modo, cumplió con los presupuestos establecidos por el “profe”.

La moraleja: A veces la inspiración nos llega de las cosas más inesperadas.