Aprendiendo a volar.

En este mundo, habemos básicamente dos tipos de personas: los que “atacamos” a la vida, y los que se “alejan” de su ataque. No es cosa de huir, el instinto es lo que prima a la hora de sobrevivir ante las adversidades que se nos presentan. Hay veces en que incluso los que atacamos, debemos esquivar ciertas "cosas".

En estos días, comprendí que debo dejar de tratar de cambiar a las personas respecto a convertir al atacado en atacante. Si, eso lo hago hasta inconscientemente. Si veo que alguien baja la cabeza o se esconde frente a alguna situación, le marcho como si me hubiera insultado a mí, con el único objetivo de volver a esa persona más fuerte de lo que es (según mis criterios). Y sé que está mal, muy mal; cada persona debe ser respetada tay y cual es, Dios no se equivoca NUNCA. Aquí pondré el ejemplo clásico de las aves: no hay cosa más importante para las mismas, que sus polluelos; sin embargo, cuando ellas sienten el momento apropiado, los arrojan al vacío porque saben que aunque ellos lo ignoren, PUEDEN VOLAR. Y aprenden a volar así hacia lo que será su vida.

A veces, pinto las cosas bonitas y serenas, saco lo gracioso de una desgracia, e intento ayudar a otros, sin esperar nada a cambio. Soy así y siempre he sido así. Pero el MUNDO, en general, no es así. Las cosas no siempre tienen un color, ni un sabor. Muchas sonrisas de ahí afuera esconden dolores insoportables, sufrimiento, angustia y temor. Y muchos de esos “amigos”, no lo son en verdad. Eso es una pequeña parte de la cruda realidad que vivimos en todos lados.

No me gusta ver a las personas bajar la mirada ante un problema; no me gusta verlas rendirse; no me gusta que esquiven los problemas momentáneamente, porque se que esos problemas volverán, y cada vez mas fuertes. En fin, me gusta hacer que las personas enfrenten sus temores y los superen, para que así puedan seguir adelante en su vida, sin tener que "olvidar” lo que han vivido. Este, mis amigos y compañeros de Blogger, es mi mayor pecado. No soy quién para hacer lo que hago. Pero solo puedo decir, que a veces, no hay mayor satisfacción que mostrarle a una persona que su tormenta se podía contener en un pequeño vaso.

Lo malo de esto, es que no se trata de mí. No se trata de si puedo o no hacerlo, o si debo hacerlo o no. No se trata de cambiar el mundo, ni de logros, beneficios o intenciones. Solo busco hacer entender a otros que enfrentando sus problemas de frente, siendo tajantes, y olvidando por un momento todo tipo de limitaciones, podrán ir superando cada obstáculo de la vida, sin importar su tamaño. El problema viene por el hecho de que mientras mas conozco a una persona, más difícil se me hace aconsejarla. Tal vez por eso aún soy un semi-anónimo de Blogger.

En fin, nunca duden en enfrentar los problemas; para apoyarnos y/o recriminarnos estamos navegando unos cuantos Ciber-locos, desinteresados y dispuestos a tender una mano; y si Dios lo permite, caeremos del cielo a su vida, no como ángeles; sino más bien, como una tormenta, tratándoles de recordar que tras las nubes, la lluvia y la tempestad...... hay un sol brillante. En fin, o maduré un poco más; o estoy envejeciendo; o, estoy mas bruto. Sin embargo, en lo adelante debo opinar no sobre ustedes ni sobre sus vidas. Debo hacerlo respecto de los posibles resultados y consecuencias de sus acciones.

Por un voto de sinceridad: Los Blogueadores somos personas, no simples palabras. A esas, se las lleva el viento. Ahora, transcribo esta frase que le escribí a Ane hace unos días:

“No cierres tus alas en un respiro, aprende a volar en una tempestad”.