El amor es una magia que nos alimenta, en cada latido. Es como un toque de sal que, aunque arde en las heridas, resalta los demás sabores de la vida. No es tan solo una ilusión pasajera, es más bien la raíz que encadena a un sentimiento.
Lo cierto es que, de vez en vez, en el tarro de la soledad aparece un pequeño retoño llamado ilusión. Si lo cuidas con empeño, tendrás una pequeña planta que te enredará en un amorío; si la abonas de corazón, y con mucha paciencia de por medio: nacerá un amor. Será un amor imperfecto e inseguro, lleno de dudas y de errores. Por lo que deberás podar sus ramas con mucho cuidado y paciencia, para darle fuerzas al escuálido tronco; y deberás fumigar sus hojas con sinceridad, para alejar las plaga de la duda y la desconfianza. Si así lo haces, llegará un atardecer en tu vida en el cual te sentarás bajo una sombra de un frondoso árbol al cual muchos llamamos: felicidad. No hay raíz más fuerte que la de una ilusión que crece al tiempo con amor y respeto. Y llegará el momento en que ese árbol dará sus frutos: en parte alegría, en parte agonía, pero en ellos se centrará la alegría de vivir. Cambiarán tu mundo.
Al ver esa ilusión en retrospectiva, a través del tiempo: podemos apreciar que lo que nos dio la verdadera vida, aquello que nos hacía levantar cada mañana, y lo que nos empujó a querer ser mejores personas: no era una simple ilusión. Quizás era la agonía de encontrar la otra parte de tu ser, algo que llenara ese pequeño vacío que había en ti y que podía llenar alguien mas. Somos libres para amar, para sentir todo lo que nos brinda la vida y para vivir este tiempo tan único y especial. Cada forma de amar es única, irrepetible y sublimemente imperecedera.
Bajo aquel árbol, que cuidaste con tu tiempo; aquel al que le dedicaste una parte de ti hasta ver sus frutos: te das cuenta de que cada mañana es una nueva oportunidad para empezar todo de nuevo. No hay errores, solo experiencias. La vida es un ciclo perpetuo y abstracto de un sin fin de circunstancias que te han traído hasta aquí y ahora, y eso escapa a nosotros. Todo en la vida tiene su tiempo, incluso el verdadero amor. Para algunos, un mito; para otros, solo una vaga idea. Pero al margen de todos ellos, no hay duda de que todos buscamos algo más allá de una simple casualidad pasajera. Quizás no lo comprendemos, pero todo en esta vida pasa por una razón.
Y si miramos hacia atrás los tropezones que hemos dado, aquellos errores que hemos cometido, comprendemos que gracias a ellos podemos apreciar las cosas buenas que tenemos hoy; aprendemos a valorar lo bueno, aún en las peores circunstancias. Y así entendemos, que necesitamos todas esas experiencias negativas para crecer y poder seguir adelante en la vida, porque al fin y al cabo, somos seres imperfectos en la búsqueda de la constante perfección.
"El amor es como el agua: aunque se evapora, siempre vuelve a caer del cielo".
2 comentarios:
Hola Fran,
Otra vez intentando sacar tiempo para visitar a mis consentidos.
El amor es como la vida misma. Siempre se abre camino.
Saludos
Hola Carolina. Yo he pasado por allá, pero no he tenido mucho tiempo para comentar.
Y si, tienes razón sobre el amor :)
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