Recuerdo que fue
el anochecer de un viernes, hace ya unos meses, estaba sentado en el patio
(ayudado por el wifi del vecino) y en eso llegó mi sobrino mayor a mi casa.
En ese momento, un murciélago pasó volando bien bajo hacia el árbol de
níspero; y, en lo que pestañeo, el muchachito pega un brinco (no sacó lo
valiente de su tío, solo parte de mi cerebro) y con la cara “aterrada”, me dice:
“lo viste”… y le pregunto: qué, al
murciélago, me responde. Y le digo que sí, que no se preocupara que estaba
comiendo nísperos, y que lo peor que podría pasar era que lo “ensuciaran” (los
murciélagos, al parecer, sufren de problemas intestinales, digo, para ser
mamíferos). En fin, fue en ese momento que le dije: “recuerdo la primera vez que vi un vampiro”… el muchachito abrió los
ojos como dos pesetas (aún me río de su rostro aterrado). “Estaba sobre una vaca”, continué… y en ese momento, con los ojos casi saliendo de su rostro, me preguntó: “¿Es
verdad que los vampiros existen?” Y le dije, con una mirada tétrica, que: Siiii! (buajajaj). Y el muchachito casi
brinca del sillón. Entonces, me preguntó: ¿Y cómo son? Lo miré a los ojos, hice una pausa, y le
dije: “son chiquitos, como 2/3 partes del
murciélago que pasó volando… ¿es que
tu no ves Animal Planet?” (Jajaja). Entonces, ahí fue que el manganzón (ya
está casi de mi tamaño) razonó y con su voz semi-ronca (de “hombrecito”) me
dijo: “ahhh, los vampiros son
murciélagos”. Y le dije “sí. Si mal no recuerdo, son tres
variedades de murciélagos americanas (quién sabe y han emigrado o
descubierto otras) ¿qué pensabas, que era
como en Crepúsculo?”... y me eché a reír.
Por cierto, como
ustedes entenderán Crepúsculo (o Twilight) es una
historia absolutamente ficticia (repito: ABSOLUTAMENTE ficticia) para “niños y/o adolescentes”. De ahí que los
vampiros parezcan globos de “disco light” (brillan), no les afecte la luz, y
corran como “flash”; bueno, y que los hombres lobo parezcan una cruza entre
lobo y perro san bernardo… lo de los efectos especiales y la aventura, es
para que nos entretengamos con los gritos y el juidero. En fin, si usted ya sabe que los vampiros
son solo una especie de murciélago, y que no son personas: felicidades!!!, ya
puede guardar esa estaca para el próximo asado. Por cierto, yo dejaría que Kate Beckinsale (Underworld)
me diera mil mordidas y me “secara”… ya sabes Kate. Sin embargo, eso no es
lo que nos trajo aquí. Veamos: chicas sexys y hermosas, cuerpos semi desnudos, algo
de sangre e inmortalidad… comencemos por ahí. Y dejemos a Batman, a un lado (por
cierto, “Batman” no representa a un superhombre: es solo un símbolo (héroe);
cualquiera con dinero puede ser un Batman, Green Arrow, etc.; solo hacen falta
unos años de entrenamiento, y mucho dinero para comprar “juguetes”).
Tolerancia, debe ser la
primera palabra relacionada al tema. Los seres humanos tenemos la costumbre de
partir desde una primera impresión (subjetiva) y deducir lo demás en base al
empirismo. Si la chica es hermosa, es bruta. Si no es hermosa, debe ser bien “inteligente”.
Si el hombre es fuerte, debe tener poco cerebro, etc. Y, hace siglos, si
alguien era deforme o, simplemente, extraño… a ellos, se les llamaba muertos
vivientes, sin alma… o vampiros. Eran personas a quienes ni se les consideraba
como tales, sino como “monstruos” o aberraciones, sencillamente por su
apariencia física; y, a ellos, le eran atribuidas cualquier muerte “extraña”. Por
cierto: Vlad el Empalador es solo el
“rostro” comercial del cine (pueden brincar el 80% de los “eruditos” sobre el
tema…no me interesa). Bueno, debido a las chicas sexys y la poca ropa, el tema
de los vampiros resulta algo interesante. Sin embargo, el público joven se ve
seducido por una sola cuestión: el “amor eterno”. Pero, este tema de los
vampiros se remonta mucho más atrás... y no tiene nada que ver con amor. (Ahora
deben estar brincando los seguidores de Crepúsculo). Si
usted es seguidor de crepúsculo: no siga leyendo (JAMÁS se deben destruir
los sueños de alguien)… sigan creyendo en el amor eterno, hasta que conozcan a
la nueva vecina, y se auto cuestionen del por qué cada vez que levantan la
mirada ven una mujer hermosa. (Ya escribiré sobre el amor eterno en Febrero)
Desde el origen
de la humanidad, la sangre ha sido ese extraño líquido portador de vida. Los sumerios,
mesopotamicos y los babilonios trataban de comprender los poderes de la sangre.
Y cómo no: la sangre es lo que nos da la vida y muchas culturas veneraban la
vida (y no la muerte, la cual era considerada como un tránsito hacia otro
mundo). Lo cierto es, que se sabe que ante la ignorancia y el desconcierto,
algunos pueblos buscaban la explicación de sus males (enfermedades y/o
desastres) encarnándolas en seres físicos portadores de mal y de muerte. De ahí
que se considere al vampiro como un ser maldito, sin alma y desterrado a
divagar por sus pecados. Pero, como siempre digo, a medida que avanzamos,
retrocedemos… me explico. Con el paso de
los siglos, la humanidad siguió su curso, y debido a cosas del destino,
nacieron algunas personas aquejadas de deformaciones congénitas o enfermedades.
Esas personas, tuvieron una crianza en donde se les excluía de llevar una vida social
ordinaria. Sume, sencillamente, la falta de Sol, la mala nutrición, el miedo a
ser objeto de burlas (asustadizos), y obtendrá el verdadero origen moderno de
esta leyenda. La literatura, como siempre, ha jugado un papel primordial en
nuestras creencias y costumbres. Fue así como surgió nuestro Drácula, el cual
encarna más a un zombi (muerto viviente) que a la figura del vampiro que
conocemos hoy; y, ni siquiera quiero referirme a la “brujería”: demasiadas
vidas se perdieron, por simple intolerancia.
Ahora bien, la
segunda palabra es: juventud. La juventud, me atrevo a afirmar, es el concepto
humanamente más frustratorio de toda nuestra existencia (aunque yo la gocé,
quizás, demasiado). Las personas la desperdician; y luego de madurar, darían lo
que fuera por volver a “esos” años en donde la “fuerza”, la “belleza”, la
“inexperiencia” y la “esperanza” son los cuatro puntos cardinales. No es de
extrañar, que cada escritor plantee en su guión la materialización de sus
sueños y frustraciones. “Eternamente jóvenes y enamorados”… pero eso, no
importa. Recuerdo que hace unos años, en una feria de antigüedades se vendía
una maleta que contenía un kit para cazar vampiros, de finales de los 1700 (una
verdadera obra de arte). Pero este tema, surgió desde el origen de nuestra raza; aunque las pandemias de Europa y el desconocimiento de las enfermedades fueron
el detonante de su concepción actual. Un vampiro, no
es más que la representación terrenal de un demonio. Es solo, el lado oscuro de
nuestra humanidad (temor a lo desconocido). Lo de la sangre, la oscuridad y el
sigilo: proviene de las batallas y guerras que se daban entre los clanes de la
antigüedad (el miedo es la mejor arma, aún en nuestros días), así como del
producto de las enfermedades desconocidas o epidémicas que causaban muertes
“extrañas”. Por otro lado, con el paso del tiempo, el desarrollo y el comercio,
las personas que transitaban por nuevas ciudades se encontraban con personas
que eran físicamente similares a aquellos que habían conocido décadas atrás,
súmele un poco de superstición (de ahí le vino el jueguito a los gitanos) y
tendrá a su ser inmortal. Lo cual me lleva al aspecto zombi, el cual tendrá su
post propio. Yo, al igual que algunos “locos”
soy de los que cree que la muerte es una sencilla enfermedad (Podríamos vivir
siglos). Es un simple error genético, fácil de corregir. Pero eso, es otra
historia. (nota: escribir post de zombies).
El mito del
vampiro existe en todo el globo desde el origen de las civilizaciones, más por
religión que por vínculos culturales. Y es que, cómo explicar de forma creíble las extrañas desapariciones de personas, la pérdida de sangre y figuras
fantasmagóricas (palidez). Fácil, con vampiros (superstición+ ignorancia=
problemas). La verdad es que entre las enfermedades epidémicas, los psicópatas
y asesinos seriales (antes no se conocían), animales salvajes e histeria
colectiva… creo, que englobamos todas las causales. La gente ve, lo que quiere ver. ¿Cuantos seguidores del vampirismo
no tenemos en la actualidad? Es algo triste y
sin sentido que el cine y la literatura post moderna, hayan convertido el
instinto asesino del ser humano en una historia de romance y aventura
(remanentes del nazismo). Pero, quién puede culparnos con tantas guerras, hambre
y barbarie que tenemos en la realidad. Hay quienes creen en los vampiros como
seres de carne y hueso (con colmillos), inmortales sin alma, desterrados del Cielo. Yo he visto y leído sobre experimentos con niños (hechos por los nazis) los cuales buscaban corregir el
“error” al cual me referí (la muerte).Y si algo he aprendido en esta vida, es
que: los monstruos no tienen una
apariencia grotesca, ni una vida solitaria: los monstruos tienen familia,
estudian, trabajan… y algunas veces, salen de noche a mostrar su verdadero
rostro.
Y por si no lo
ha comprendido: desde el origen de los tiempos, cuando un ser humano lastima a
otro por simple placer (hiriéndolo o matándolo) es un ser maldito, un animal
horrendo que divaga entre los vivos con el peso de la maldad que lo rodea. En
ciencia, los llamamos dementes, sociópatas, psicópatas o simplemente: asesinos. No hay capas, ni colmillos,
no hay sigilo, y ni siquiera la nocturnidad. La maldad está ahí afuera: no tiene rostro, ni nombre, no tiene edad,
sexo, religión, etnia o grupo social. En fin, ser “vampiro” no tiene nada de bueno, y nada de amor eterno; quizás, maldición eterna. J