En Nochebuena.

 

Hace un tiempo, vino el jardinero de la última década. Me ayuda más, llevándose su camioneta llena de ramas y hojas (+ 4 viajes) que, cortando la grama. Es, un señor muy mayor, al cual sus hijos le pelean por el arduo trabajo (Aunque, cobra como un artista del Renacimiento). El asunto es, que su podadora de césped parecía más un vehículo de Mad Max, que una herramienta; así que, con la pandemia compró una nueva. Cuando vino, llevaba tan cargada la camioneta que me pidió guardársela. Noté que le había roto algunas partes y tenía tornillos flojos. Un poco de resina, cinta de electricista y apriete la dejaron casi nueva. Llegó el nuevo día, y le entregué su juguete listo para una nueva batalla.

Pasaron unos 6 meses y, con tormentas y lluvias me puse a podar. Vino, podó la grama y los arbustos pequeños (Por la edad, el de la motosierra: soy yo… Risa). Y, llevándole un café pude apreciar 6 meses de maltrato. Todo lo que reparé, estaba en su lugar; sin embargo, curioso al fin, le pregunté: ¿Cada cuántas horas le ha hecho el mantenimiento? La respuesta corta: nunca. Me tomó como 5 minutos hacer el mantenimiento: sin manual, para no romperle nada plástico. Tuve que, literalmente, rehacer el filtro del aire y bañarlo de aceite. Lo bueno, es que los últimos 2 milímetros, evitaron la contaminación en el carburador. Aceite nuevo, bujía en buen estado… encendió a la primera. Fue ahí, que me agradeció como 5 veces y me dijo una de las cosas que más me han dolido en la vida: “Gracias, señor (Así me dice) … las personas, no son como usted”. Eso, me llegó al alma. Y no, de buena manera.

Quienquiera que me conozca un poco, sabe 2 cosas de mi: 1) Hago, lo que creo correcto; y, 2) Soy la misma persona, en cualquier circunstancia. La pandemia, ha creado una cierta “inestabilidad” emocional que ha vuelto a muchas personas, verdaderos animales egoístas, en el sentido de que: no les importa el prójimo. Todo el mundo le teme al otro, desconfía, ignora y maltrata (Indiferencia). Bueno, y están, los/las que predican lo “bueno”, y para dar un granito de arroz, un juguete o una ayuda: graban todo en 4k, lo editan y ponen una música sentimental de fondo… quizás, buscan la santidad de las redes sociales. Si vas a hacer algo, solo Dios y tú, deben saberlo. Y eso, no se cobra. La virtud, no es un “don”, ni un carisma. Hacer las cosas bien, es una obligación y una responsabilidad. Bueno, siempre tengo a mano la frase: “De buenas intenciones, está trillado el camino al Infierno”. No son las palabras o las apariencias: son los hechos, los que cambian al mundo. Lo que me trae, a la Nochebuena.

Estimada lectora, lector o “lectore” (Si es inclusivo, terraplanista; o, simplemente, quiere llevarle la contraria al mundo). Soy católico, y como tal, compartimos esta época como familia. A mí, no me importa la política, la monarquía, si es extraterrestre, de otra dimensión o atemporal: si las personas que hablamos un mismo idioma, a veces, no nos entendemos, qué será si nos basamos en nuestras demás diferencias. Si usted quiere estar feliz o triste, si quiere estar enojado(a); si quiere estar solo o acompañado(a): ESO ESTA BIEN. Y, si eso, le hace bien: es, algo bueno. Yo, camino a diario, y de decenas de miles de personas, he escuchado unos 5 comentarios positivos… en serio. Lo demás son problemas, quejas y frustraciones. Si usted quiere, saque de su vida cualquier cosa que no le aporte a su desarrollo; y si no, convierta eso en la chispa que encienda su propósito. Y por cierto, la parte importante: no se encierre en sus problemas, ni en sus metas. Si tiene la oportunidad de compartir y ayudar a otras personas: hágalo. Como siempre digo, a veces siento que hay personas que caminan a mi hora solo para que les de un buenos días, o unas buenas tardes. Un simple gesto, como una simple sonrisa puede hacer de cada día, una noche BUENA.

Feliz Navidad, salud, paz, amor, prosperidad… y, una sonrisa. Truene los dedos, con un chasquido... y todo estará mejor. Y si no ha sonreído, imagine al chihuahuita de arriba leyendo estas palabras mientras huele un cerdo asado). En fin, siempre sea como yo: Sea usted mismo(a).