No puedo dejar pasar Febrero sin dedicarle un post a este tema existencial tan sencillamente complejo. La amistad, es un vínculo de afecto que nos une a otras personas. Usted dirá que es “amigo” de su mascota, pero eso es solo cariño y afecto. Y, como siempre les digo: “la amistad no conoce fronteras, las rompe”.
En este mundo en el que vivimos, podemos torcer algunas reglas. Por ejemplo: dos completos desconocidos pueden ser verdaderos amigos. Sí, amigos sin comillas. Pueden compartir su amistad durante años, sin saber mínimamente quién es esa otra persona que sabe todo sobre su vida, le orienta y le vive “fuñendo” la existencia: todo por su bien. Nosotros los blogueros, a diferencia de los twitteros y los feisbukianos, tenemos un vínculo especial respecto a nuestra amistad. Sí, habemos algunos locos regados por ahí, pero somos buenas personas. Bloggerland (el universo de Blogger), nos abrió las puertas (hace años) hacia un espacio de expresión personal único.
Los blogs, comenzaron como “diarios” personales. Espacios de libertad intelectual y emocional en donde convergía un cierto grupo de personas muy variado. Tu apariencia, tu nacionalidad, tu religión, tu “conectividad”, tu profesión, preferencia política, estatus social, etc., no tenían (ni tienen) la más mínima incidencia al momento de expresar tus ideas… claro, dentro de los lineamientos de Blogger (buenas costumbres… aunque son bastante liberales). En fin, al llenar tu perfil, podías buscar personas similares a ti en cuanto a una amplia variedad de gustos. Pero, eso no es ni el 1% de la cuestión.
Según pasa el tiempo, vas compartiendo con esas personas tan similares a ti, y totalmente diferentes. Y te das cuenta de algo simple: les tienes un cariño especial, ya que han compartido su vida y tú has compartido la tuya con ellos. Te han visto reír, y te han aplaudido; te han visto llorar, y te han llevado palabras de aliento. Te han visto caer, y te han alentado a levantarte; pero, sobre todas las cosas: siempre han estado ahí, aún en el silencio. Y esto, es el centro de este post: el silencio.
Algunas personas creen que la amistad es acompañar a otra persona en su alegría, o aconsejarla en su tristeza y alentarla a seguir adelante. Pero, a veces, la mejor forma de demostrar tu amistad por una persona es alejarte y mantenerte al margen de sus asuntos. ¿Por qué? Porque, sencillamente, en la vida hay un tiempo para todo: deberás reír, deberás llorar, deberás amar... y, deberás aprender a guardar silencio frente a tus amigos; no para que valoren tu amistad o resientan tu ausencia, sino: para que ellos encuentren sus propias respuestas, para que escuchen su propia voz, y sobre todo, para que aprendan a creer en sí mismos.
No he conocido en la vida a alguien que no sea especial. Si no es especial, es porque no he tenido el suficiente tiempo de conocer a esa persona. La esencia misma de la amistad es compartir nuestras experiencias; y un verdadero amigo: te dirá la verdad, aunque duela. Y la verdad es, que debes valerte por ti mismo/a; debes tomar tus propias decisiones; y sobre todo, debes aprender a vivir con ellas. Tu eres el/la arquitecto de tu propio destino… qué esperas, amigo/a.
P.d. A mis amigos y amigas, compañeros de batallas bloggerianas (experiencias de la vida), antes de culminar Febrero, debo decirles: gracias, por su amistad. Si duró solo un instante, o si tiene años: les aseguro que sigue latente, y que es, invaluable. Brindo (electrónicamente), por este glorioso sentimiento humano, ya que es el lazo que une todo nuestros “hilos” existenciales, mas allá del tiempo. Por cierto, siempre los leo... aunque no conteste :D
1 comentario:
Simplemente me encanta tu blog, lo leo desde siempre...comente en algunas ocasiones hace un par de años atras.. me fui pero ya estoy de regreso.. besos.
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