El día de ayer, “mucho” tiempo después del Día de Reyes, llegaron los regalos de mi sobrina más
pequeña. Hubo un retraso en el envío… y todo el plan se me vino abajo. Recuerdo
que ella llegó a casa ese día, y no lo niego, me partió el alma el no poderle
dar sus obsequios. El asunto, es que yo siempre les regalo para Navidad; pero
para Reyes, mis hermanas le hacen los obsequios a mis sobrinos. Sin embargo, dado que cada año el
período escolar se acerca más y más al día de Reyes, esa tradición ha ido
cayendo en desuso, ya que los niños no pueden disfrutar de los
regalos. Por falta de tiempo y el tipo de regalo, preferí comprarlo online
(nota: el año que viene lo compro en septiembre)… y como siempre, el destino se
la lució conmigo.
Recuerdo que
hace años le dije que se portara bien, que me habían dicho que a Santa se le
pinchó una “goma” del trineo y que tal vez no pasaría. Y muy sabiamente, la
pitufa, me dijo que “los trineos no tienen gomas” (hahaha), por lo que descarté
la idea de decirle de la goma y los camellos; luego pensé en la “Vieja Belén”,
pero esa fecha pasó también (se me agotaron las opciones clásicas). Duré un par de
horas quemando neuronas, buscando una solución al asunto, ya que quiero
mantener la ilusión de la niña mas allá de las adversidades del destino (inocencia; los mayores (sobrinos) están bajo amenaza de no revelar ciertos secretos).
De ahí, Dios, el destino o mi subconsciente me dieron una solución
satisfactoria, racional y plausible: me había encontrado los regalos “dentro”
del arbolito: al desarmarlo (aún no lo he desarmado… también por cosas del
destino). Y eso, espero hacer.
Apreciar la vida no es tener algo perfecto, ni que los
planes salgan tal y cual los planeamos. Es saber
disfrutar de las cosas positivas que nos llegan, por más pequeñas y pasajeras
que sean, por encima de lo negativo. Es, saber enfrentar la realidad de que
vivimos un mundo imperfecto, lleno de personas y situaciones imperfectas. Cada
gesto positivo que podemos hacer o recibir, debemos tomarlo como una señal de
inspiración para encontrar el mejor camino a seguir frente a todo en la vida. Ahora, lo único
que me queda es esperar, y disfrutar de la carita de alegría (e histeria) que
pondrá la muchachita … se, de corazón, que le encantarán sus regalos (y que los disfrutará aún más: son cosas “nuevas”... y los juguetes de Reyes ya son “viejos”).
Aquí, hay una solución, para aquellos que prefieran encontrar algo positivo por encima de los problemas que la vida les presenta a diario. J
2 comentarios:
Apreciar la vida...Es saber disfrutar de las cosas positivas que nos llegan, por más pequeñas y pasajeras que sean...¡Exacto!
Saludos
PTB
Saludos, Poeta745... así es.
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