La verdad, ni
siquiera pude ver los Oscar. He tenido tanto trabajo en las últimas cuatro semanas que, ayer
fue que me pude sentar a ver un par de películas, y escuchar algo de música (equilibrio
existencial). Por cosas de la vida, dentro de la música (youtube) me topé con
algo que decía “Paperman” y la verdad, ni sabía que había ganado como mejor
corto animado hasta después que lo había visto.
La cuestión es, que estamos en el mes del amor y la amistad. Dos sentimientos que no obedecen
reglas, ya que al ser tan puros, solo nos cuesta aceptarlos como son: la base
de nuestra vida. Y traigo este corto animado, ya que es algo cierto: el amor no se trata de
palabras, se trata de hechos. No es lo que “queremos” hacer, sino lo que en
verdad hacemos. El amor no necesita palabras, necesita acciones. Y creo, que gran
parte de este corto animado refleja eso… el amor, es la casualidad más
grandiosa que un ser humano puede experimentar. Te llega de imprevisto, te
cautiva y tan solo: lo quieres para ti. Dos caminos se
cruzan... y deciden tomar la misma dirección. Es algo, aparentemente sencillo; pero,
ahí entra en juego el destino (o Dios). El hecho de que se crucen, no es lo
importante; lo importante es, que tengan la firme voluntad de seguir la misma dirección. La chispa,
puede encender; pero, la voluntad, es la que lo hace continuar. El amor, no se trata de principio o final: es la ausencia de tiempo. Y, esos avioncitos de papel, más allá de la magia, son el simple gesto que nos recuerda que nunca debemos darnos por vencidos... puedes encontrar el amor en cualquier lugar o momento.
En lo personal,
me encantó este corto animado, ya que por amor, uno llega a hacer locuras, fuera
de los “parámetros” de la razón. Y quizás, lo maravilloso de experimentar
el amor, radica en esa sonrisa que nos guardamos para nosotros mismos, cada vez que
recordamos lo que hemos hecho por esta noble locura. Y nada, este es el corto:
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