En pocas palabras.

Dicen por ahí, que encontramos el amor en una mirada, en algunas palabras o, en un gesto. Dicen que, a veces, nos embriagamos en el aroma exquisito de una mujer, en su silueta o en sus manías. Los hay, quienes aseguran que, ante una mujer: llegamos a perder la noción del tiempo. Así que, siendo la vida inmensamente corta, las personas pasajeras y los minutos de este año 2022 “contados” (Casi acaba) y no está mal escribir un último post (Ahora, que se puede). Deseándoles, más allá del tiempo y la distancia: un “granito” de arena… para recordar que, en este “Infinito” Universo, cada vida es en sí misma un milagro. Somos, literalmente, la “estática” del polvo estelar. Un remanente exquisito de caos y armonía. Pero nada, algo de literatura que, de existencialismo ya hemos vivido en esta pandemia.

 

Todo lo que eres. 

Si pudiera robarle al tiempo, unos segundos; 

Y, pudieras encontrarme entre las letras de un verso... 

Tal vez, podría decirte que, en este mundo: 

Eres la única mujer, que habita en mis sueños. 

Eres, la chispa que enciende mi combustible. 

Y eres la llave, que abre cada puerta. 

Eres, la voz de mi silencio; 

Y la luz, detrás de la tormenta. 

Eres la luciérnaga, que me guía en la oscuridad; 

Y, a la vez, el laberinto en donde me pierdo. 

Eres el agua, que calma mi sed. 

Y, al final tú, eres mi verso. 

Eres la mano, que me sostiene el alma; 

Y, el abrazo, que cobija un beso. 

Eres la Luna, que vigila mis noches; 

Y, la Estrella del Norte, que guía mis sueños. 

Eres el viento, en el cual confío. 

Tú eres la luz y, eres mi aliento. 

Eres todo el Universo, en una sola mirada; 

Y, la única dama, que inspira el verso. 

Tú, eres el amanecer de una vida; 

Y, la calidez de una llama, que quema al recuerdo. 

Eres locura, cordura y lienzo. 

Y lo que necesito, cada mañana, en este tiempo. 

Eres aquello que me hipnotiza; 

Tú, eres paloma, halcón y fuego; 

Eres el eje, de mis caricias. 

Y, el punto final, de este verso. 

Eres, la convección, que no se olvida; 

Lo más sublime del pensamiento. 

Eres, la llave de la alegría; 

Y, eres... lo más valioso que tengo.