22 ago 2006

Historia de un Tirano. Parte I.

Un joven se sentó en un banco del parque, era de tarde; a su lado un anciano, que le sonreía mientras leía su periódico… el joven lo miró y le dijo que le parecía conocido, así empezó la historia, el anciano le contestó…

Fui elegido por una consulta popular realizada a finales del año 2036. El partido que me apoyó contaba con la mayoría absoluta del Congreso, y del Gobierno de la época. Era apoyado por las principales fuerzas económicas de mi Estado; y tenía un respaldo popular de un 85%, fruto del desencanto dominante en el pueblo, devenido de las constantes luchas partidistas que habían empobrecido a la nación, al punto de que la miseria rondaba el 92% de todas las clases sociales. Llegue al cargo de forma fortuita, tuve que pagar algunas comisiones y calmar algunos ánimos, pero ya tenía una meta firme, trazada desde varios años atrás. Nadie se esperaba lo que iba a suceder. Para aquel tiempo el Gobierno estaba en crisis, doce Secretarios de Estado habían renunciado. Mi Estado estaba corrompido hasta mi propio cuello.

Cuando tomé posesión por un período de 6 años, mi primera disposición fue el Decreto “cero”, disolvía el Congreso por 3 meses hasta nueva recomposición. Todo legislador, funcionario y empleado público debía entregar en dicho período un inventario detallado de todos los bienes adquiridos durante su función pública, so pena de que dichos bienes pasaran a manos del estado (era una distracción para ellos).

Pasé a ser el administrador del Poder Legislativo y Ejecutivo. Modifique nuestra Carta Magna y dividí políticamente la isla en tres Departamentos y quince provincias, cinco provincias por Departamento. Habría entonces, 3 Senadores y 15 diputados. El Estado les cubría todos los servicios necesarios para una condición de vida respetable, pero ni un centavo se les pagaba, ni se les dejaba aceptar nada, mientras estuvieran en el cargo por 6 años, salvo herencias. Procedí a reclamar judicialmente cerca de un 30% de los inmuebles que habían sido sustraídos del Estado, y adquiridos irregularmente por dinero corrupto. Logré recuperar el 28%... y aún no terminaba. Procedí a implementar el mismo régimen con los altos funcionaros de mi Gobierno, el resultado fue que pude quitar una gran parte de la escoria dominante. Con el superávit logré mejorar el salario de los empleados medios y bajos en un 30%, más los incentivos derivados del desempeño de cada institución pública o descentralizada.

Al cabo de los 3 meses, se reinstalo el nuevo Congreso; el sector privado creció en un 68%, en cuanto a la producción de bienes y servicios. A los 12 meses, los fondos públicos habían llegado a un extremo tal que decidí pagar la deuda pública… tuve que amenazar a algunos aliados con incentivar el uso de tecnologías “extranjeras”, ya que a nivel privado, éramos la principal proveedora de tecnología de punta para las 3 principales naciones de la época, debido a la calidad de nuestra materia prima y de nuestra mano de obra… pero logré poner el peso dominicano a la par con la libra esterlina y volví a establecer las reservas del Estado en oro.

En 14 meses logré reducir la pobreza al 5%, creo que eran los ex legisladores y ex funcionarios corruptos, los cuales dejé solo con un bono de por vida para compras quincenales en los supermercados populares. La ironía de todo es que el mismo pueblo erradicó la violencia, las drogas y el crimen en general, mediante el apoyo de la nueva policía ciudadana, la cual formaba parte del Cuerpo de Paz, formado por la fusión de las antiguas Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Prohibí el uso de armas letales. Reinstalé la pena de trabajo público, esta vez con una visión social regenerativa del reo.

Sabes, nunca juzgué a nadie por partidos ni preferencias políticas; por referendum el sistema de partidos políticos fue eliminado, cada provincia elegía independientemente a sus representantes. Logré incentivar el uso de energía solar, mareomotriz y eólica hasta llevarla al 93% del total de energía producida a nivel nacional por las empresas estatales.

Luego te seguiré contando, ya estoy cansado…

4 comentarios:

Fran dijo...

Este post es un juego mental para mí, no tienen que comentarlo.

Posiblemente lo borre después.

Alma dijo...

Interesante juego mental; imagino que cualquier semejanza con personajes reales o ficticios es pura coinsidencia. ¿No?

DTB

Fran dijo...

Sí y no...

Estoy en un proyecto legislativo y el tirano me ayudará a saber si procede o no, primero debo darle vida y ver las posibles consecuencias de sus decisiones.

Ayi :) dijo...

hmmm, dreaming :) no cuesta nada ...ni los bonos soberanos