18 ago 2006

La perpetuidad de las especies.

El sábado pasado, estaba cambiando la tele y vi en el canal Infinito un documental llamado “Time machine”, o la máquina del tiempo. En el se hacía un enfoque de cómo los seres vivos buscamos perpetuarnos a través del tiempo.

Por ejemplo, el ratón dura solo cinco (05) semanas en llegar a la adultez, pero su tiempo de vida es de solo dos años. De igual forma, a la lechuza le toma todo un año en crecer y ser el ave de presa que es, y solo dura unos tres años. La cigarra tiene un ciclo reproductivo cada diecisiete (17) años, lo cual hace que muchos de los animales ni la consideren alimento, dado que solo la pueden ver una o dos veces en su vida.

Nosotros los seres humanos, dado el tiempo de gestación y crecimiento, solo deberíamos durar unos treinta (30) años, y sin embargo, ya llegamos a los ochenta (80) años de promedio de vida. En el programa se hablaba de cómo nuestras especies de seres vivos se han ido adaptando por el paso de los siglos para perpetuarse en el tiempo, nosotros a través de nuestros hijos, nuestra familia, generación tras generación.

Lo que más me impresionó del programa no fue un animal, sino un árbol. Un árbol de Tejo de MIL SEISCIENTOS (1600) años de vida. Me parece increíble como un ser vivo tan delicado e indefenso había podido sobrevivir tanto tiempo, la explicación es la siguiente: Ese árbol de Tejo, fue sembrado sobre una tumba, se le respetó por eso, cuando tenía unos 200 años floreció por primera vez; luego construyeron una iglesia a su lado (por las antiguas tumbas). Sus hojas son tan tóxicas que eliminan toda la flora circundante, dejando los nutrientes solo para el, así sigue creciendo por 600 años hasta que la lluvia empieza a podrir su centro (corazón del árbol)… lo impresionante de este condenado es que tiene la habilidad de generar una raíz hacia dentro, en el área dañada, por lo que el mismo se resiembra. Actualmente “la matica” tiene unos tres pisos de altura, 1600 años, y ha visto pasar a más de 80 generaciones de familias del lugar, y para colmo está mas duro que yo.

Qué se sentirá vivir mil seiscientos años viendo pasar el tiempo frente a ti, inmóvil, sereno, siempre observando y sobreviviendo a las inclemencias de la vida. Los “hombres árbol” de la India, creo que también son “Babas” (hombres santos), pasan su vida religiosa inmóviles buscando alcanzar la cúspide de la espiritualidad.

Yo soy sencillo, he estudiado todas las culturas buscando respuesta a lo que soy, y solo sé que todo en la vida ocurre por una razón más grande e inexplicable que nosotros mismos, algunos lo llaman destino, otros Dios. Algunos solo se aferran a pensar en el porqué de las cosas, y nos olvidamos de lo más simple: aprender a vivir.

4 comentarios:

Alma dijo...

¿Sabes? Si tuviera que vivir plantado, inmovil y viendo pasar todo
a mi alrededor, creo que una hora sería suficiente.

DTB

Anónimo dijo...

Justo ayer, observaba una hermosa Ceiba centenaria y pensaba justo lo que has descrito en tu "post", tanta experiencia, tantos cambios. Cuánta gloria ví en el árbol, mucha más que una inmensa casa. Seguro que el hacedor de la casa tiene más gloria que la casa misma. Y sí... es muy importante aprender a vivir, pero qué mejor manera que aprender de Aquel por el cual proviene la vida.

Master Bozz dijo...

Ah maravilloso, intrigante tambien, llevo 1/2 año completo, escribiendo en mi tiempo libre acerca tambien de la perpetuidad, recuerdo tambien ese programa de infinito, me encanta ese canal, me gustaria que entraras a mi blog a leer un poco de mi vision, te estaria agradecido, hasta el momento es la unica entrada que tengo, mas adelante que termine "LA INVENTIVA", tambien la subire.

soy... dijo...

Te recomiendo leer " El gen egoista" de Richard Dawkins.

saludos.