En estos días,
viendo un poco de tv, observé en Discovery Channel (en español) el dilema de la
gallina y el huevo… parecerá un disparate, pero el dilema correcto es el AVE o
el huevo. La gallina surgió de un cruce de aves de corral en Asia, en un valle de China que ni recuerdo… la gallina fue primero que el huevo. Ahora bien, eso es
irrelevante comparado con el dilema del optimista/pesimista… sí, el vaso medio
lleno o medio vacío.
Todo comenzó hace unos días, con
una cisterna casi seca (por la sequía); el tinaco, había entrado en
funcionamiento, por lo que me sirvieron “medio vaso de agua” (ahorro); y, me vino el
tema. No sé cual es el punto del pesimismo u optimismo del vaso: a lo largo de la vida debemos
ser ambos. La gente cree que ser optimista siempre es algo grandioso: sorpresa,
no han vivido. Son tantos los “tablazos” de la vida que, con el paso de los años, uno se ve en la
necesidad de hacer su reserva frente a las situaciones de la vida. Si sale bien, usted
agradece a Dios; si sale mal, lo vuelve a intentar y punto. El ánimo pesimista,
de cara a lo improbable: es una excelente estrategia, ya que le obliga a
adaptarse, a tener planes alternos, y a no desistir del objetivo. En esencia,
la única pregunta que uno debe hacerse cuando ve el vaso es: ¿necesito más
agua? Da risa, pero en realidad poco importa cómo veas el vaso, si no sabes para
qué usaras el agua.
P.d. Lo único seguro del vaso es que el agua no está fría (no tiene condensación); y, no se de dónde proviene esa agua (si es potable). Pero si uno tiene sed... agua es agua.
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