He perseguido tu mirada, como un león hambriento.
Sediento de tus labios cuando cae el astro
Sol
Y he podido encontrar en el brillo de tus
ojos,
Mi más sublime y pura razón.
He dedicar mi vida, a tus versos
Mientras libras las batallas de tu corazón
No estás sola, amada mía
En estas letras, nos refugiamos los dos.
Me he perdido en el iris de la angustia
Mientras te veo preocupada, si ninguna
razón
¿Sabrás que te acompaño, cuando estás sola?
Y que me muero por besarte, sin ninguna
razón
En tus ojos, he forjado un juramento
Un pacto de alma, y una cosa de dos
Mientras haya tiempo y haya vida:
No habrá una lágrima, que no sea de amor.
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