Si te dijera que
las nubes del ocaso, me recuerdan la luz de tus ojos,
Y que el viento
de la mañana, me encierra en el sonido de tu voz.
Podrías suponer,
que entre estas prístinas sábanas blancas,
Existe un pequeño espacio, que nos une a los dos.
Dicen por ahí
que aún eres una mujer de alma libre.
Que has roto más
corazones, que el mismísimo Dios.
¿Sabrán ellos
que me buscas por las noches?
Y que estoy a tu
lado, aún bajo la lluvia y el Sol.
No eres tu, mi
amada; ni siquiera, un recuerdo…
Y aún así
suspiro, con el tenue eco de tu voz.
Será que alguna
vez pueda darte una caricia,
Que no ruborice toda
tu alma… y tu corazón.
Me han dicho que
es imposible alcanzar una estrella
Más te mueres de
ansias por escuchar mi voz
Y, en una tarde
cualquiera, entre risas y ganas…
Algo le roba al
tiempo, un poco de la razón.
Quiero vivir
contigo, entre letras y versos,
La formula más
simple, del verdadero amor.
Y como cada día
de nuestra vida, te pregunto:
¿Nos enamoramos, mi amor?
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