13 may 2018

@awesome_earthpix


De la galería de @awesome_earthpix elegí esta foto, tomada por Jacob Riglin (@jacob): el festival de las linternas Yee Peng (Chiang Mai, Tailandia). En esencia representa el deseo de buena suerte y prosperidad (budismo). Es una costumbre que cada año se hace más común en muchos lugares del planeta, aunque ver miles de luces, es algo impresionante. Nota: ¿Extintores? La verdad, no he visto ninguno. Mi punto de hoy es: nuestros buenos deseos.

Quien no me conoce, no sabe que soy algo “quisquilloso” con las cosas: encuentro los defectos… para corregirlos. Hay personas que me dicen: ¿Y esa negatividad?; y, les respondo, que es lo contrario: nuestra simple visión de las cosas siempre puede cambiar en algo la realidad de un objeto o situación. Y en esencia, al ver las debilidades, defectos o carencias: ejerces una acción positiva. Llamo a esto “El Complejo del Forjador”: tomas lo que la vida te da, y tratas de convertirlo en algo mejor (útil). El que está “afuera” solo ve “metal, calor y ruido”… hasta que el “objeto” está finalizado.

Puedes tener los mejores deseos del mundo; pero. si esperas que Dios, la vida o el destino te hagan “caer del cielo” las soluciones o respuestas de las cosas: será como esas linternas, que se alejan cada vez más, hasta apagarse. Mi visión de estos 50 posts no es la de cambiar el mundo: el mundo está en constante cambio. El objetivo es focalizar ese cambio, a lo importante: lo bueno que tenemos. Encontrar defectos es sencillo; lo difícil es mostrarle a una persona que con simples “correcciones” o detalles cualquiera puede hacer de una situación u objeto: algo mejor.

Esa, es la visión de un forjador. Eso somos, tomamos las cosas que la vida nos da y construimos algo mejor, por el simple deseo de contribuir. Un objeto, una relación, una idea, un planeta. En un mundo de modas, conformismo, egoísmo y vanidad se observa el mundo “desde lejos”. Sin embargo, para cambiar eso, debemos hacer las cosas nuestras y dejar de pensar: en el YO primero, y luego, en los demás. Nada nos llevamos de esta vida; así que, no hay que ser un ser “casi” mítico (risa) para comprender que forjamos esta vida en el día a día, y en las cosas pequeñas. Mandamos al Cielo nuestras mejores plegarias para salud y prosperidad; sin embargo, es aquí en la tierra donde debemos buscar las soluciones: aprender, preguntar, inventar, curiosear… luchar por el mundo y para nuestro mundo. Algo así, debe funcionar

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