Esta imagen
pertenece a la galería de Martha (@tolivetotravel); y es, una obra del escultor israelí Ran Morin llamada: “El árbol flotante de naranja” (1993), situada en la ciudad
de Jaffa (Israel). Barro y metal convergen con tierra y un naranjo que nos
recuerda a un “huevo” (contenedor de vida). Hay leyendas; pero, siendo una obra
de 1993 y dada la situación socio-política; creo que, su significado es simple: no se
necesita del suelo (territorio) para echar raíces (crear vínculos). Y ese
significado, aplica a todos nosotros: humanidad. Aunque, la separación del
hombre y la naturaleza también es aceptado.
Tenemos idiomas,
culturas, tradiciones y realidades distintas; sin embargo, nuestra capacidad de
sentir, pensar y obrar: es la misma. En todos los lugares del mundo, nuestras
únicas diferencias radican en: oportunidades. Siempre pongo el ejemplo de los
niños en Japón, países en conflicto armado, y un barrio marginal de cualquier
país “en vías de desarrollo”: en Japón, se estimula la
educación con tecnología (electrónica, robótica e ingeniería) para ir visualizando
las aptitudes de cada niño/a; en países en guerra, los niños, ni
siquiera tienen una educación real; sin embargo, pueden tomar un arma de
asalto, desarmarla, limpiarla y armarla de nuevo (como si fuera un juego); pueden escabullirse y buscar
comida, donde los otros no podrían… sus oportunidades, son de subsistencia más que
de existencia (desarrollo humano). En medio de todo, usted lleva un celular
moderno a un barrio periférico de una gran ciudad; y, si se lo entrega a un
niño o niña de muy pocos años, y quizás, hasta le enseñe “trucos”, que usted no
sabía.
El error más
elemental del mundo en el que vivimos hoy, es pensar que el lenguaje, las
fronteras y las culturas nos hacen distintos. Todos, somos lo mismo (humanos),
nuestras únicas diferencias radican en nuestras opiniones, habilidades e intereses; los cuales dependen de nuestras oportunidades más que de nuestras culturas. O
sea, si juntas a un monje budista, un Shaolin, un sadhu y un grupo de sacerdotes de varias religiones: no, no tendrás una secuela
de “Mortal Kombat”; sino, un abanico de pensamientos que, en general, comparten un punto básico dentro de sus diversas creencias (dedicación o fe). Lo que, nos trae al punto de hoy: no puedes
andar por la vida buscando las diferencias; sino, lo que nos une. Mire el simple ejemplo: blogger (escritura) e Instagram (fotografía)... solo importa nuestra visión; todo lo demás (país, idioma, religión, política): sobra. P.d. Está claro que el Shaolín les gana en pelea... Mortal Kombat... videojuego: hahaha.
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