Lo sé, a primera vista, es una mezcla
entre la “Guerra de los Mundos” (trípodes aliens) y “Star Wars” (Caminante AT-AT); sin embargo, las Fortalezas
Marinas Maunsell (Inglaterra) se construyeron durante la Segunda
Guerra Mundial, para la defensa del Reino Unido. Sí, no son parte de una
película: son de verdad, y al estar abandonadas, forman parte de la galería de @itsabandoned.
En general, las personas no tienen idea del caos de
este mundo; y de cómo los medios de comunicación, filtran, alteran y manipulan
las situaciones por un mero interés particular o comercial. Ha sido así desde
el comienzo de la humanidad moderna. Pero eso, no me interesa (nadie puede
cambiar eso). Ese, es mi punto de hoy: lo que escapa a nosotros. Yo, no tengo
que salvar el planeta, la humanidad, ni a las personas, los animales o las
plantas.
Pero, ¿Y si quiero hacerlo? Vivo en una isla con
tecnología de vanguardia y con pensamientos arcaicos. Donde hay legisladores
que no saben leer ni escribir, corrupción sistémica; y, mucha riqueza: mal
distribuida. Sin embargo, no cambiaría
este pedazo de tierra por ningún otro país: somos un crisol de etnias, de
pensamientos y de habilidades que nos hacen únicos dentro del planeta. Somos
como Atlantes (Atlántida) desfasados y progresistas. Por cierto, somos la única
isla con dos Estados (diametralmente opuestos, culturalmente; pero, pueblos
hermanos).
Siempre me río con la visión turística de nuestro país: ofrecen playas, ríos, montañas. Sin embargo, nuestra gente tiene una característica única; quizás, por la mezcla de razas: hacemos las cosas de corazón. Algo, que el mundo ha perdido. No me malinterprete: tenemos muchos defectos y latinoamericanos habemos muchos… pero, los dominicanos: ponemos empeño en lo que hacemos (sea bueno o malo). ¿Debo cambiar lo malo? ¿Negarlo? No. No está dentro de mi “alcance” existencial; ahora bien, si a mi hermosa vecina se le dañara el carro y yo estuviera “pasando” por ahí… me sacrifico (jajaja). Quizás, no lo entienda: este mundo es un abstracto de las pequeñas situaciones. Para lograr un cambio, no debo empezar por mi persona, mi vecino o mis hábitos: debo cambiar mi realidad, lo cotidiano. Solo así puedo lograr una cadena de cambios que hoy, mañana o en unos meses no serán nada; pero, si en un momento oportuno se dan ciertas condiciones esa pequeña visión de cambio crea la “semilla” de la revolución humana: el día que descubrimos que todos somos uno. Y que el uno (humanidad) forma parte del todo (existencia progresiva: bienestar de todos).
Siempre me río con la visión turística de nuestro país: ofrecen playas, ríos, montañas. Sin embargo, nuestra gente tiene una característica única; quizás, por la mezcla de razas: hacemos las cosas de corazón. Algo, que el mundo ha perdido. No me malinterprete: tenemos muchos defectos y latinoamericanos habemos muchos… pero, los dominicanos: ponemos empeño en lo que hacemos (sea bueno o malo). ¿Debo cambiar lo malo? ¿Negarlo? No. No está dentro de mi “alcance” existencial; ahora bien, si a mi hermosa vecina se le dañara el carro y yo estuviera “pasando” por ahí… me sacrifico (jajaja). Quizás, no lo entienda: este mundo es un abstracto de las pequeñas situaciones. Para lograr un cambio, no debo empezar por mi persona, mi vecino o mis hábitos: debo cambiar mi realidad, lo cotidiano. Solo así puedo lograr una cadena de cambios que hoy, mañana o en unos meses no serán nada; pero, si en un momento oportuno se dan ciertas condiciones esa pequeña visión de cambio crea la “semilla” de la revolución humana: el día que descubrimos que todos somos uno. Y que el uno (humanidad) forma parte del todo (existencia progresiva: bienestar de todos).
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