Una pequeña imagen de la ciudad de Hong Kong, extraída
de la galería de @wonderful_places y tomada por el fotógrafo Jordan Hammond
(@jordhammond). Solo imagine por un segundo, la cantidad de sonidos y ruidos que deben
escucharse en ese lugar.
El punto de hoy
es simple: ¿Sabe usted escuchar? Mire la imagen, ahí hay cientos de personas;
lo gracioso, es que si viviera ahí, llegaría un momento en que sabría
identificar si la que estornudó fue la viejita del 5C, o la “deidad” del 11E… en
serio. La mente humana es complejamente simple: mucho ruido y una sola
respuesta. El desafío es dejar de oír el ruido y escuchar lo que en verdad
importa, en el momento oportuno. Vivimos en un
mundo en el que, la generalidad de las personas opta por el camino fácil de las
cosas: si se daña, lo botas (ni intentan repararlo); si es “complicado”, lo
dejas (por aquello de que la vida es muy corta); buscan lo más “cercano”,
aunque no sea la mejor opción. Y, muchas otras cosas. Ya se debe estar
preguntando qué tiene que ver esto con escuchar.
Simple: NADIE
PREGUNTA NADA!!!!, para no tener que escuchar “consejos” o “sermones”. Las
personas hacen las cosas de forma automática, y sin cuestionarse sobre las
consecuencias (a mediano o largo plazo) de sus acciones. En parte, por eso es
que el mundo está así. Se ha vendido la idea de que somos libres,
independientes y soberanos en nuestras decisiones. Dos días después, ante una mala decisión se sienten
como una basura que alguien tiró. ¿Por qué? Porque contrario a la idea modernista de “velocidad”, todo en esta vida necesita su tiempo; y, nada es “automático”. El respeto, se gana. La fuerza, se obtiene con
tiempo; al igual que: la madurez, la independencia y la sabiduría.
No hay que ser
un monje para saber que después de una noche de tragos viene una resaca.
Extrapole eso a decisiones impulsivas y egoístas (juventud, inmadurez) y
obtendrá, el mayor mal humano: incomprensión (aislamiento y soledad). Las
palabras jamás sobran; el silencio: no es una respuesta; TODO se repara; y, hay cosas que mientras más complicadas son: mejor resultado dan (claro, algunas veces). En
esencia, antes de actuar: pregunte. Y, si no quiere preguntar: aprenda a
escuchar el consejo de los demás; a ver las respuestas antes de que surjan las preguntas (razonar). Las personas se creen con el derecho natural
de hacer las cosas “in momentum”, sin pensar en el otro o en las consecuencias futuras… errores
simples, que solo traen problemas.
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