Aquí debería
haber una foto de una hermosa rubia (ajena; pero, igual de hermosa). Usted, Dios y yo: lo sabemos. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, el
destino solo nos dio solo unas 700 motos de @customchoppers para llevar un mensaje: no incomodes a una
mujer, nunca. Pero, las reglas son las reglas.
Usted, se dirá que hay miles de fotos de motocicletas “personalizadas” en Instagram; que, no todo es “Harley-Davidson”; que, por qué la moto no tiene una mujer “adornándola”; que, este último comentario es sexista. El problema es, que cada persona tiene una “visión” diferente de un mismo objeto o situación; y el desafío, muchas veces no está más allá de ponernos de acuerdo en lo que encontramos (y no en lo que buscamos)… vio las 4 torres de luces???
Usted, se dirá que hay miles de fotos de motocicletas “personalizadas” en Instagram; que, no todo es “Harley-Davidson”; que, por qué la moto no tiene una mujer “adornándola”; que, este último comentario es sexista. El problema es, que cada persona tiene una “visión” diferente de un mismo objeto o situación; y el desafío, muchas veces no está más allá de ponernos de acuerdo en lo que encontramos (y no en lo que buscamos)… vio las 4 torres de luces???
Siendo objetivo,
si Miguel Ángel (Michelangelo Buonarroti) hubiera tenido un soplete de oxiacetileno y una rubia, le aseguro
que hubiera construido una obra de arte así, como la de la foto; aunque, se partiera la madre en
esos caminos pedregosos, estrechos y llenos de arena de Italia; y aún,
terminara como el perrito de “Loco por Mary” (enyesado entero, y solo pudiendo mover la lengua): sí, estaría sonriendo; al igual, que usted. Pero esto, no se trata
de rubias o de motos, se trata de simple distracción:
¿Recuerda las 4
torres de luz de la foto? Su cerebro vio una moto en el “campo”, pasto y árboles; vio
un neumático ancho (y sucio), doble escape, piezas personalizadas, un
portaplacas y unos espejos “invertidos” que se ven fantásticos. Las torres, están a la
izquierda, en el horizonte. Supongamos que usa lentes: no importa, son
solo un detalle “lejano” dentro de una imagen principal. El punto, es simple: a veces,
nos perdemos tanto en las cosas que tenemos cerca, que olvidamos ver al
horizonte. Y eso, aplica para cualquier cosa de la vida. ¿Voy a cambiar la
rubia por otra, porque el destino así lo quiso? Nop, no es el color de pelo, la
belleza, las dificultades o la
persistencia la que dan la solución a ese problema de “visión”; es,
sencillamente detenernos a ver la imagen en su conjunto.
Si aplicamos el
subjetivismo de un momento dado, a la vida en su conjunto: siempre obtendremos un
resultado parcial de las cosas. Mire la moto: hay quienes solo quisieran tenerla; mujeres
que ni muertas se montarían; padres preocupados; mecánicos orgullosos, y un sin
fin de “visiones” de algo que es único; pero que representa toda una gama de
respuestas. Así deberíamos ver todas las cosas de la vida: no como objetos
“inmóviles” (imágenes), como resultados lineales (acción-reacción) o como algo
“estático” (si tropiezas, ya perdiste). Por el contrario, la verdadera visión
de las cosas viene de los tropiezos (que nos hacen “despertar”), de las
posibilidades alternas (entre a-b. hay a1.a2,a3, etc.); y en esencia, el
Universo no se detiene ni una fracción de segundo ¿Por qué? Porque la vida en
sí misma, no es cuantificable. Solo cuantificamos el tiempo de reacción de un
suceso… y, volvemos a intentarlo. No se trata de darle 4 dimensiones a una
imagen plana (perspectiva); se trata, de darle la visión más completa de las cosas al cerebro, para que pueda tomar la mejor decisión. El resultado, muchas veces, importa menos que la pregunta.
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