Perdóneme usted, por ser, quien soy;
Por ser, quien es; Y, a dónde voy.
Si el lastre de mis ilusiones, la confunde;
No deje a la razón, jugar con su mente.
He atormentado sus dulces sueños,
Sin ninguna razón, o, causa aparente.
¿Será que en las cuestiones de amor
Solo el corazón, domina a la mente?
No es justo, darle estos sobresaltos,
Si la razón es, la que domina el momento.
Sería justo, tan solo, pedirle perdón;
Sin alegar, ningún (otro) argumento.
He buscado en el vago silencio de la noche
La vasta elocuencia del cruel destino.
¿Será que este noble corazón
Se cruzará, algún día, en su camino?
Me he embriagado de su belleza
Y he colmado al cielo con hastío
¿Sería justo que su corazón,
Latiera solo junto al mío?
Perdóneme, simplemente, usted,
Por decirle, tan solo, lo que siento.
Se ha convertido, a través de los días:
En el más dulce y cruel tormento.
Si alguna vez, he de encontrarla,
En algún lugar, de este camino.
Sepa usted que, hoy, le pido perdón:
Por tenerla siempre, en el corazón, conmigo.
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